Mariela Belski – Violencia y abuso online contra las mujeres y personas LGBTI+: una violación de derechos humanos que demanda una política de Estado

Mariela Belski

Es abogada graduada en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA), con especialización en Derecho Administrativo y tiene una maestría en Derechos Humanos en la Universidad de Essex, Reino Unido. Tiene asimismo un posgrado en Derecho Constitucional y DD.HH. de la Universidad de Palermo y un Diploma en DD.HH. y Procesos de Democratización de la Universidad de Chile. Fue Becaria de la Universidad de Chile; del Centro Internacional de Justicia Transicional; del Instituto Interamericano de DD.HH.; del Ministerio de Relaciones Exteriores de Finlandia; y del Instituto de DD.HH. de la Abo Akademi University. Fue docente, investigadora e integrante de la Clínica Jurídica de Derecho de Interés Público de la Universidad de Palermo. Ex consultora del PNUD y UNESCO. Desde septiembre de 2011 se desempeña como directora ejecutiva de Amnistía Internacional Argentina. Es Embajadora en Argentina de SheDeceides.

 

ABSTRACT

En el presente ensayo se analiza la violencia de género y los abusos dirigidos a las mujeres y personas del colectivo LGBTI+ en las redes sociales, con especial énfasis en Twitter. La plataforma, de más de 330 millones de usuarias y usuarios activos mensualmente, permite potenciar el activismo y la incidencia política. Sin embargo, es identificada como un espacio hostil y con efectos negativos en la vida, la salud y la libertad de mujeres y personas no binarias, cuyo impacto aumenta cuando son personalidades visibles públicamente o defienden causas feministas. Estas consecuencias han llevado a que modifiquen sus hábitos y se autocensuren o, incluso, abandonen la conversación. 

 A través de estas líneas se evidencia la naturaleza, la dimensión y el impacto de los abusos y las violencias de género en Twitter, de la mano de las investigaciones conducidas por Amnistía Internacional en la última década. Asimismo, se presentan ejes estructurales en los que es fundamental que Twitter garantice procesos de rendición de cuentas, con enfoque de derechos humanos y perspectiva de género, y que tome acciones para prevenir y erradicar la violencia de género en la plataforma.

 

I. Introducción

Las redes sociales online -como Facebook, YouTube, Twitter e Instagram, y servicios como WhatsApp, entre otras- forman parte del escenario cotidiano de información y comunicación de miles de millones de personas en el mundo, habilitando el acceso a la información en tiempo real y la posibilidad de difundir datos, opiniones y noticias sin intermediarios. A su vez, son una prolongación y una recreación del debate político y social.

Estas plataformas han sido un canal invaluable para amplificar las voces de defensores y defensoras de derechos humanos. Movimientos como el #MeeToo y #NiUnaMenos, entre tantos otros, se sirvieron de la potencialidad de las redes sociales para expandir sus voces y alcanzar audiencias en todos los rincones de la región y el mundo. De esta manera, las plataformas digitales contribuyeron a visibilizar la violencia de género como una violación de derechos humanos y por lo tanto como una cuestión de Estado.

Asimismo, estas plataformas no son inmunes a muchos de los abusos de derechos humanos que las mujeres y personas LGBTI+ enfrentan fuera de Internet. En virtud de ello, en los últimos años se ha comenzado a estudiar la violencia de género online, como una nueva modalidad dentro de los distintos tipos de violencia contra las mujeres, con particularidades que requieren ser analizadas para comprender el fenómeno y desarrollar herramientas eficaces para combatirlo.

La violencia de género online abarca cualquier acto de violencia de género que sea cometido, asistido o agravado en parte o totalmente por el uso de las tecnologías de la información, como los teléfonos móviles y los smartphones, Internet, plataformas de medios sociales o correo electrónico; contra una mujer por el hecho de ser mujer.[1]  Organismos de Naciones Unidas la han calificado como una manifestación de la discriminación sistémica por razón de género, que exige respuestas eficaces y acordes con los derechos humanos[2].

La violencia y el abuso experimentados por las mujeres en línea pueden manifestarse de muchas formas, incluyendo: amenazas directas o indirectas de violencia física o sexual; el abuso dirigido a uno o más aspectos de la identidad de una mujer; la violación de la privacidad a través del «doxing» -es decir, la publicación información privada con el objetivo de exponer y causar alarma o angustia-; y la difusión de imágenes íntimas sin consentimiento. También se puede hablar de “acoso dirigido”, que sucede cuando una o más personas se ponen de acuerdo para atacar reiteradamente a una mujer durante un período determinado con el objetivo de humillarla o causarle angustia.[3]

En los últimos años, se han realizado estudios y diagnósticos de situación por parte de organizaciones de la sociedad civil[4] y organismos internacionales de protección de los derechos humanos que han contribuido a dimensionar la gravedad de la violencia de género online y su impacto en el ejercicio de los derechos humanos de las mujeres y personas LGBTI+. En este sentido, los Relatores Especiales sobre la violencia contra la mujer y sobre la libertad de expresión de Naciones Unidas (ONU), han señalado que la violencia y el abuso online contra las mujeres puede “desanimar y disuadir la participación online de mujeres periodistas, activistas, defensoras de los derechos humanos, artistas y otras figuras públicas y personas privadas”[5]

En este momento bisagra, en el que las mujeres y personas LGBTI+ de todo el mundo están usando su poder colectivo para combatir la violencia de género, la falta de acción de las empresas para garantizar el respeto por los derechos humanos y hacer frente a la violencia y el abuso online no contribuye a que las mujeres usen su voz para “generar un cambio en el mundo”, sino que las empuja hacia una cultura de silencio.

Garantizar la plena vigencia de los derechos humanos es un deber primordial del Estado, lo que incluye garantizar a las personas una vida libre de violencia y discriminación, así como proteger y promover el ejercicio de la libertad de expresión. A su vez, las empresas dueñas de las plataformas de redes sociales digitales deben respetar los marcos normativos vigentes, evaluar como sus políticas y prácticas afectan estos derechos y ser transparentes sobre las medidas adoptadas para cumplir con sus responsabilidades hacia los derechos humanos.

A través de este artículo pretendo profundizar sobre la naturaleza, impacto y alcance de la violencia de género online, los derechos humanos en juego y la responsabilidad de las empresas digitales y los Estados en prevenir y erradicar los abusos y ataques contra mujeres y personas LGBTI+.

 

II. Poniendo la lupa en Twitter

Twitter se ha convertido en una de las plataformas de redes sociales en línea más importantes del mundo, con más de 330 millones de usuarios activos mensuales[6]. Cada día se publican alrededor de 500 millones de tweets.[7] Eso equivale a 6000 tweets por segundo y 200.000 millones por año.

Esta plataforma permite a personalidades de la política y de la cultura, a defensores y defensoras de derechos humanos, activistas, periodistas y usuarios y usuarias de todo el mundo reaccionar e interactuar de forma abierta, inmediata y directa con sus audiencias.

La plataforma ha cobrado tal relevancia que en la actualidad es utilizada por funcionarios de gobierno para realizar anuncios públicos[8]; como así también, por candidatos y candidatas a ocupar cargos públicos, para comunicarse con el electorado. Asimismo, defensoras de derechos humanos la han utilizado tanto para interpelar a las autoridades, como para organizar movilizaciones masivas como por ejemplo, La Marea Verde y Ni Una Menos. Su potencial es indiscutible, como así también el impacto que tiene en las mujeres y personas LGBTI+, los abusos y el acoso en las redes sociales.

Amnistía Internacional ha realizado diversos estudios de carácter cuantitativo y cualitativo sobre las experiencias de las mujeres en Twitter, lo que permitió realizar un diagnóstico sobre la violencia online basada en género. En el año 2017 se realizó una encuesta online a mujeres de ocho países[9], y mediante data science se analizaron los abusos que sufrieron parlamentarias en Twitter antes de las elecciones anticipadas de 2017 en Reino Unido.[10]  El informe Toxic Twitter: Violencia y abusos contra las mujeres en internet, reveló que el 23% de las mujeres encuestadas había experimentado abusos o acoso en internet al menos una vez. Si nos enfocamos en los análisis realizados en los EE.UU y el Reino Unido,  cerca de la mitad de las encuestadas informó que los abusos incluyeron comentarios sexistas y misóginos.[11]

En Argentina, la investigación Corazones Verde identificó que una de cada tres mujeres ha sufrido violencia en las redes sociales.[12] Asimismo, se comprobó que ante la defensa de causas feministas hay una intensificación de la violencia y el abuso online. Durante el debate público previo al tratamiento del proyecto de ley para la legalización del aborto en 2018, se masificaron las agresiones en redes contra mujeres, activistas transfeministas y contra organizaciones que defienden derechos sexuales y reproductivos[13]. Según la encuesta que formó parte del informe Corazones Verdes, las mujeres advirtieron que, durante el debate en las redes sociales, el lenguaje abusivo aumentó un 42%; las amenazas psicológicas de violencia sexual, un 12%; los comentarios racistas, un 14%; y los comentarios homofóbicos o transfóbicos, un 15%.[14]

 

III. El impacto de la violencia y el abuso online

La violencia en las redes no solo restringe la participación de las mujeres en los espacios de conversación online, sino que contribuye además a restringir las posibilidades de acceder a información. Los testimonios de usuarias dan cuenta que son muchas las mujeres que se han visto forzadas a modificar su conducta en las redes o a autocensurarse como forma de preservación; hay quienes incluso han resuelto abandonar por completo la red social por el impacto causado por las agresiones y mensajes abusivos recibidos.[15] A través de testimonios de usuarias de todo el mundo, Amnistía Internacional ha revelado el impacto que tienen en las mujeres los abusos y el acoso en las redes sociales, generando estados de estrés y ansiedad o ataques de pánico como consecuencia de estas experiencias dañinas en Internet.

El peligro especial de los abusos en Internet es la rapidez con la que pueden proliferar un tuit insultante  que en minutos, puede convertirse en un aluvión de odio focalizado.[16]

La violencia de género online impacta en distintas esferas de la vida de las mujeres. Conforme surge de la investigación Corazones Verdes, violencia online contra las mujeres durante el debate de aborto en argentina: un 39% de las mujeres encuestadas sintió que su seguridad física estaba amenazada. Algunas, también manifestaron una afectación en su salud física y psicológica. Un 36% tuvo ataques de pánico, estrés o ansiedad y un 35% pérdida de autoestima o confianza. Un 34% manifestó haber sentido miedo a salir a la calle y un 33% identificó haber atravesado un período de aislamiento psicológico[17].

Según la misma encuesta, 45% de las víctimas de violencia online manifestó haber reducido el uso de las redes sociales o haber dejado de usarlas directamente. Además, el 70% de las mujeres hicieron cambios en la forma en que usan las plataformas, como dejar de publicar o compartir determinados contenidos o hacer su cuenta privada o protegerla con filtros de seguridad adicionales (por ende limitando sus posibilidades de interacción y debate). Entre estas, el 36% de las mujeres que sufrieron abuso o acoso dejaron de publicar o compartir contenidos que expresaban su posición sobre ciertos temas.

Asimismo, la violencia de género online tiene un carácter aleccionador para aquellas mujeres que se apartan del sistema sexo-género patriarcal, heterosexual, blanco, cis y capacitista. De esta manera, los mensajes abusivos también están dirigidos a sus características identitarias. Las mujeres afrodescendientes; las mujeres que profesan una religión o pertenecen a una minoría étnica; las lesbianas, bisexuales, transgénero o intersex (LBTI); las mujeres con discapacidades; o las personas no binarias, a menudo viven abusos dirigidos a características particulares o combinadas. El objetivo de la violencia y del abuso online es crear un entorno hostil para las mujeres, con el propósito de humillarlas, intimidarlas, degradarlas, menospreciarlas y silenciarlas[18].

Los ataques se profundizan cuando las mujeres y personas LGBTI+ adquieren roles más protagónicos en la esfera pública y en particular cuando embanderan causas transfeministas. En el marco de entrevistas realizadas por Amnistía Internacional a periodistas y actrices, activistas y defensoras de derechos humanos de las mujeres y personas LGTBI+ durante septiembre y noviembre 2021, Manu Mireles, persona trans no binarie, migrante y activista por los derechos del colectivo LGBTIQ+, indicó que cuando comenzó a tener un rol de mayor visibilidad en el activismo y la vocería de la Asociación Civil Mocha Celis los mensajes abusivos y violentos aumentaron. “Me han llegado a enviar tuits …con frases como ‘ya vas a ver si te encuentro en la calle, lo que te va a pasar’ y directamente mucha violencia como ‘puto de mierda’, ‘maricón’, ‘que se mueran todas las travestis’, cosas directamente asociadas a mi trabajo, a mi identidad y muchas amenazas (…) y con un nivel de impunidad muy grande (…)”[19]

No solo las víctimas directas de la violencia y el abuso limitan su participación en las redes, sino que el efecto disciplinante tiene un impacto que alcanza al grupo más amplio de mujeres y personas LGBTI+, y genera la autocensura por temor a sufrir agresiones similares. La violencia y el abuso que viven muchas mujeres y personas LGBTI. Además, la proliferación de acciones concertadas y de cuentas mecanizadas –a través de bots y trolls– hacen que la experiencia de las usuarias en Twitter sea  más hostil, lo que se potencia ante las insuficientes medidas adoptadas por la plataforma para morigerar los casos de violencia de género online y la falta de regulación por parte del Estado.

 

IV. La contaminación del debate público a través de ataques por razones de género y otras violaciones a derechos humanos

Los abusos online vician el debate público, censuran la diversidad de voces y restringe la participación libre en la conversación pública por parte de mujeres y otras identidades, pero también limita el acceso a la información y a otros servicios fundamentales asociados al derecho a la salud, a la educación o al trabajo, a la vez que ataca la integridad, la dignidad personal y la salud mental.

El Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas ha establecido que “los mismos derechos que tenemos fuera de Internet deben protegerse también cuando participamos en línea, en particular, la libertad de expresión, que se aplica independientemente de los límites geográficos y a través de cualquier medio que decidamos usar, en conformidad con los artículos 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos”.[20]

La deliberación pública puede ser adulterada cuando se vicia con acciones concertadas de agresión y acoso, que producen efectos inhibitorios sobre la libertad de expresión y opinión. Evitar la violencia en los espacios de debate público, sean estos virtuales o no, y garantizar, que todos los grupos y sectores de la sociedad puedan expresarse sin temor, contribuye a superar la cultura del silencio y la discriminación, al tiempo que profundiza la cualidad deliberativa que funda el reconocimiento de la libertad de expresión como un derecho humano.[21]

La encuesta que Amnistía Internacional encargó a Ipsos MORI sobre las experiencias de las mujeres de entre 18 y 55 años, en el uso de Twitter, confirmó el silenciamiento y la autocensura de las usuarias a raíz del abuso en línea. Según los resultados de la investigación, de las mujeres de los ochos países que participaron en la encuesta y que vivieron casos de abuso o acoso en línea, entre el 63% y el 83% hizo algunos cambios en la forma en que usan las plataformas de redes sociales. Por su parte, el 32% de las mujeres que habían sido blanco de abusos o acoso en Internet dejaron de publicar contenido en el que expresaban su opinión sobre ciertos temas.[22]

Otra de las prácticas habituales implica que quienes ejercen los abusos busquen hashtags que sean tendencia para orientar los ataques a las usuarias de Twitter que se identifican con causas o campañas feministas. Por ejemplo, en octubre de 2015, los populares hashtags feministas #TakeBackTheTech y #ImagineAFeministInternet fueron el blanco de un ataque organizado que incluyó miles de tweets y memes misóginos[23].

Un estudio realizado por el Departamento de Políticas para los derechos de las y los ciudadanos y asuntos constitucionales del Parlamento Europeo identifica como destinatarias predominantes de ataques online a mujeres y personas LGBTI+ con visibilidad pública, que reclaman por sus puntos de vista y asumen liderazgos, que desafían normas hegemónicas o simplemente defienden sus identidades.[24]

 

V. Rendición de cuentas en la lucha contra la violencia de género online

Los avances de las tecnologías de la información y la comunicación deben ir acompañados de medidas para prevenir y erradicar la violencia por motivos de género u otras características identitarias, con el objeto de garantizar una conversación plural y democrática, en donde todas las voces estén representadas en condiciones de igualdad y sin discriminación.

Los Estados deben proteger y promover los derechos humanos de la población y esto implica tomar medidas y adecuar sus políticas públicas y sus leyes para combatir la violencia de género en su dimensión online.

Asimismo, las empresas dueñas de las plataformas digitales, tienen la responsabilidad de respetar los derechos humanos, entre ellos, el derecho a la no discriminación y a la libertad de expresión. Siguiendo Principios Rectores sobre las Empresas y los Derechos Humanos de la ONU, deben adoptar medidas concretas para evitar causar o contribuir a la violación de esos derechos, tanto en sus políticas como es sus prácticas. En este sentido, deben identificar, prevenir, combatir y rendir cuentas de los abusos contra los derechos humanos en sus operaciones. [25]

La responsabilidad de las empresas exige que Twitter tome medidas concretas para evitar causar abusos contra los derechos humanos o contribuir a con su vulneración. En este contexto, la plataforma debe evaluar—de forma continua y proactiva— cómo sus políticas y prácticas afectan los derechos a la no discriminación y a libertad de expresión y opinión de sus usuarias y usuarios, así como otros derechos, y debe tomar medidas para mitigar o prevenir cualquier posible impacto negativo.

Con el propósito de exigir una rendición de cuentas para prevenir y erradicar la violencia de género en la plataforma, Amnistía Internacional creó una Tabla de puntuación con 10 indicadores para medir los progresos de Twitter e identificar las deudas pendientes. Estos se enfocan en 4 ejes fundamentales: la transparencia, los mecanismos de denuncia, el proceso de revisión de las denuncias de abusos y las características de privacidad y seguridad mejoradas.[26]

El aumento de la transparencia es una de las medidas más importante que Twitter puede tomar para identificar y abordar de forma adecuada los problemas derivados del tratamiento de los abusos en su plataforma. Facilitar al máximo la denuncia de los abusos por parte de las personas usuarias contribuiría a que Twitter a colabore directamente con quienes usan la plataforma para hacerla más segura. Mejorar sus procesos para examinar los informes de abusos permitiría a Twitter ser más eficiente a escala, al mismo tiempo que mantendría la integridad y claridad en las respuestas, libres de sesgos. Asimismo, desarrollar más características de privacidad y seguridad permitiría a Twitter empoderar directamente a quienes usan la plataforma para que se protejan.[27]

La plataforma ha aumentado la cantidad de información disponible a través de su Centro de ayuda[28] y sus Informes de transparencia[29], ha lanzado campañas de sensibilización y ampliado el alcance de su política sobre conducta de odio para incluir el lenguaje que deshumanice a las personas por motivos de religión, edad, discapacidad o enfermedad, y ha mejorado sus mecanismos de denuncia y sus características de privacidad y seguridad. Se trata de medidas importantes, pero aún son insuficientes. Twitter debe hacer más para que las mujeres —y todas las personas usuarias, en todas las lenguas— puedan usar la plataforma sin temor a abusos.[30]

Amnistía Internacional publicó el estado de situación de este proceso en 2020 y se encuentra actualizando la medición para indagar avances y deudas pendientes. Si bien hasta el momento se han identificado algunos progresos[31], la gravedad y dimensión del problema persiste. Entre el año anterior y el año en curso solo se identifican mejoras en torno a un indicador.

Frente a los casos de abuso y violencia contra las mujeres y personas no binarias Twitter debe mitigar y prevenir el impacto negativo. Esto implica, por un lado, que haya un procedimiento de denuncia sólido que permita que las personas puedan reportar fácilmente casos de violencia y abuso online, y que dichos procesos reconozcan las particularidades de cada contexto. En esta misma línea, Twitter debe proporcionar mayor claridad acerca de cómo interpreta e identifica los comportamientos de violencia y abuso en la plataforma, qué volumen de denuncias recibe con contenidos violatorios de sus políticas, y el modo en que gestiona las denuncias de dichos abusos. Complementariamente, debe proactivamente acercar más y mejor información a sus usuarios y usuarias sobre cómo funcionan los sistemas de denuncia.

En lo que refiere a la creación de algoritmos que permitan detectar y eliminar rápidamente los contenidos violentos y abusivos por motivos de género, las soluciones automatizadas deben usarse con moderación de contenido, sólo con estrictas salvaguardas, y siempre sujeta al juicio humano, que es crucial para una interpretación contextual y una apreciación correcta de la intención de los contenidos publicados[32]. Esto es primordial, para garantizar la libertad de expresión y evitar que los esfuerzos para proteger a las personas contra la violencia y el abuso online, deriven en prácticas de censura. Asimismo, resulta fundamental que previamente se informe respecto al modo en que se emplean las soluciones automatizadas en los sistemas de moderación de contenido y publicar información sobre los algoritmos desarrollados para esta finalidad. Esto no exime a la plataforma de la necesidad de garantizar la moderación humana de contenido, indispensable para garantizar una interpretación contextual y una apreciación correcta de la intención del mensaje. Esta es la única forma de proteger los derechos humanos en su integralidad.

Por su parte, el Estado debe contar con leyes, planes de acción y políticas adecuadas de protección integral y erradicación de la violencia que contemplen su dimensión digital, con sus propias particularidades. También la producción de datos y estadísticas que permitan conocer la naturaleza y la dimensión de la violencia online en el país, para garantizar mayor eficacia en el diseño e implementación de sus planes de acción y políticas de prevención y erradicación de la violencia.[33]

En este sentido, es auspicioso el reciente tratamiento de un proyecto de ley que busca incluir la violencia digital a la ley de violencia contra las mujeres, como otra modalidad en que se manifiesta la violencia de género.[34] No obstante, eestas medidas deben ser acompañadas por procesos participativos multisectoriales, en los que se garantice que la voz de las usuarias y de las organizaciones de la sociedad civil que vienen investigando y documentando el impacto de la violencia online, sea debidamente representada.

Esto debe ser robustecido con campañas de información que contribuyan a generar conciencia acerca de la violencia y el abuso online. Estos contenidos también deben ser incorporados en las curriculas escolares para que niños, niñas y adolescentes incorporen hábitos de cuidado y seguridad contra la violencia y el abuso de género online y desarrollen una mirada crítica sobre los estereotipos basados en el sexo y el género.

Habilitar la participación activa de la sociedad civil y promover un  diálogo entre los distintos sectores involucrados, en el que todas las voces estén representadas, contribuirá al respeto de los derechos humanos en juego.

 

 

[1] Consejo de Derechos Humanos de la ONU, Informe de la Relatora Especial sobre la violencia contra la mujer, sus causas y consecuencias acerca de la violencia en línea contra las mujeres y las niñas desde la perspectiva de los derechos humanos, 18 de junio de 2018, doc. ONU A/HRC/38/47, https://undocs.org/es/A/HRC/38/47

[2] La resolución 68/181 de la Asamblea General de la ONU destaca que la violencia y el abuso contra la mujer en las redes sociales puede ser una forma de discriminación de género sistemática contra las mujeres. Disponible en: https://undocs.org/A/RE%20S/68/181

[3] Amnistía Internacional, #ToxicTwitter, Violencia y abuso contra las mujeres en internet, pág. 33.

Disponible en https://amnistia.org.ar/wp-content/uploads/delightful-downloads/2018/05/TOXICTWITTER-

report_SP.pdf

[4] Amnistía Internacional, Toxic Twitter: A Toxic Place for Women, Índice: ACT 30/8070/2018, marzo de 2018, https://www.amnesty.org/en/latest/research/2018/03/online-violence-against-women-chapter-1/#topanchor (consultado por última vez el 9 de noviembre 2021); Amnistía Internacional, Corazones Verdes: Violencia online contra las mujeres durante el debate por la legalización del aborto en

Argentina, noviembre de 2019, https://amnistia.org.ar/corazonesverdes/files/2019/11/corazones_verdes_violencia_online.pdf (consultado

por última vez el 24 de agosto de 2020); Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA). “Violencia contra las mujeres y disidencias en política a través de redes sociales. Una aproximación a partir del análisis de la campaña electoral en Twitter, Facebook e Instagram durante 2019”. Buenos Aires, mayo 2020; entre otras.

[5] Oficina del Alto Comisionado de la ONU, disponible en https://www.ohchr.org/EN/NewsEvents/Pages/

DisplayNews.aspx?NewsID=21317&LangID=E

[6] Twitter, Q3 2017 Letter to Shareholders, 26 de octubre de 2017, disponible en http://files.shareholder.com/downloads/AMDA2F526X/5896920797x0x961121/3D6E4631-9478-453F-A813-8DAB496307A1/Q3_17_Shareholder_Letter.pdf (consultado por última vez el 12 de marzo de 2018), p. 2.

[7] Internet Live Stats, Twitter Usage Statistics, disponible en http://www.internetlivestats.com/twitter-statistics/ (consultado por última vez el 12 de marzo de 2018).

[8] El Presidente de la Nación, Alberto Fernández,  anunció el envío del proyecto de legalización del aborto al Congreso a través de un mensaje en su cuenta de Twitter el 17 de noviembre de 2020, https://twitter.com/alferdez/status/1328775329398329344?ref_src=twsrc%5Etfw%7Ctwcamp%5Etweetembed%7Ctwterm%5E1328775329398329344%7Ctwgr%5E%7Ctwcon%5Es1_c10&ref_url=https%3A%2F%2Fwww.telam.com.ar%2Fnotas%2F202011%2F535457-alberto-fernandez-envio-congreso-proyecto-aborto.html (consultado por última vez el 9 de noviembre de 2021).

[9] Dinamarca, España, Estados Unidos, Italia, Nueva Zelanda, Polonia, Reino Unido, Suecia.

[10] Amnistía Internacional, Amnistía revela alarmante impacto de los abusos contra las mujeres en Internet, comunicado de prensa, 20 de noviembre de 2017, https://www.amnesty.org/es/latest/news/2017/11/amnesty-reveals-alarming-impact-of-online-abuse-against-women/ (consultado por última vez el 24 de agosto de 2020); también, Amnesty Global Insights, Unsocial Media: Tracking Twitter Abuse against Women MPs, 4 de septiembre de 2017, https://medium.com/@AmnestyInsights/unsocial-media-tracking-twitter-abuse-against-women-mps-fc28aeca498a (consultado por última vez el 24 de agosto de 2020).

[11] Asimismo, se realizaron investigaciones adicionales, para monitorear la violencia online contra las mujeres periodistas y políticas del Reino Unido, los Estados Unidos (Amnistía Internacional, Troll Patrol Report, diciembre de 2018, https://decoders.amnesty.org/projects/troll-patrol/findings ) y contra periodistas y defensores de derechos humanos en Argentina / Amnistía Internacional Argentina, El debate público limitado: Trolling y agresiones a la libre expre­sión de periodistas y defensores de derechos humanos en Twitter Argentina, 2018. Disponible en: https://amnistia.org.ar/el-debate-publico-limitado-amnistia-internacional-da-cuenta-del-efecto-disciplinador-de-los-ataques-en-twitter-argentina/

[12] Amnistía Internacional, Corazones Verdes: violencia online contra las mujeres durante el debate por la legalización del aborto en Argentina, noviembre de 2019,  https://amnistia.org.ar/corazonesverdes/informe-corazones-verdes

[13] Tanto las organizaciones FUSA A.C, Fundación Huésped o Amnistía Internacional Argentina, por ejemplo, han recibido agresiones que traspasaron los límites de las redes sociales para manifestarse físicamente. Ver más en: PAÑUELOS VERDES. Ob. Cit.

[14] Amnistía Internacional, Corazones Verdes: violencia online contra las mujeres durante el debate por la legalización del aborto en Argentina, 2018, https://amnistia.org.ar/corazonesverdes/informe-corazones-verdes

[15] Amnistía Internacional, Corazones Verdes: Violencia online contra las mujeres durante el debate por la legalización del aborto en Argentina, noviembre de 2019, https://amnistia.org.ar/corazonesverdes/files/2019/11/corazones_verdes_violencia_online.pdf

[16] Amnistía revela alarmante impacto de los abusos contra las mujeres en Internet – Amnistía Internacional (amnesty.org) 20 de noviembre de 2017.  (consultado por última vez el 9 de noviembre de 2021).

[17] Amnistía Internacional, Corazones Verdes: violencia online contra las mujeres durante el debate por la legalización del aborto en Argentina, 2018, https://amnistia.org.ar/corazonesverdes/informe-corazones-verdes

[18] #ToxicTwitter. Ob. Cit.

[19] Amnistía Internacional Argentina, entrevista realizada a Manu Mireles el 17 de septiembre de 2021, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

[20] Consejo de Derechos Humanos de la ONU, The promotion, protection and enjoyment of human rights on the Internet, 27 de junio de 2016, disponible en https://documents-dds-ny.un.org/doc/UNDOC/LTD/G16/131/89/PDF/G1613189.pdf?OpenElement (consultado por última vez el 13 de marzo de 2018), p. 3, párr. 1.

[21] Amnistía Internacional, Corazones Verdes: violencia online contra las mujeres durante el debate por la legalización del aborto en Argentina, 2019.

[22] Amnistía Internacional. Toxic Twitter. 2018. Ob. Cit.

[23] El ataque surgió en respuesta a una conversación de Twitter organizada en el marco de una reunión del Foro sobre Mejores Prácticas para hacer frente a la violencia y el abuso en línea del Foro para la Gobernanza de Internet, que abría el debate sobre el impacto de esa violencia y abuso. La organizadora también recibió un correo electrónico enviado a su dirección personal que explicitaba que el objetivo del ataque por Twitter era “destruir” la campaña.” Amnistía Internacional. Toxic Twitter. Op Cit.

[24]  European Parliament’s Policy Department for Citizens’ Rights and Constitutional Affairs at the request of the FEMM Committee. Cyber violence and hate speech online against women. 2018. Disponible en: https://www.europarl.europa.eu/RegData/etudes/STUD/2018/604979/IPOL_STU(2018)604979_EN.pdf

[25] Mariana Marques, Violencia y abuso online contra las mujeres: lo real de una pandemia, en Víctor Abramovich, María José Guembe y María Capurro Robles (coordinación), el límite democrático a las expresiones de odio. Disponible en https://www.teseopress.com/ellimitedemocraticodelasexpresionesdeodio/chapter/violencia-y-abuso-online-contra-las-mujeres-lo-real-de-una/ (consultado por última vez el 10 de noviembre de 2021).

[26] Amnistía Internacional. La Tabla de puntuación de Twitter. Seguimiento de los progresos de Twitter para abordar la violencia y los abusos contra las mujeres en internet, 2020. Disponible en: https://amnistia.org.ar/violencia-y-abusos-en-internet-twitter-le-sigue-fallando-a-las-mujeres/

[27] Ibidem, p. 6.

[28] Twitter, Centro de ayuda, https://help.twitter.com/es (consultado por última vez el 24 de agosto de 2020).

[29] Twitter, Twitter Transparency Center, https://transparency.twitter.com (consultado por última vez el 24 de agosto de 2020).

[30] Amnistía Internacional. La Tabla de puntuación de Twitter. Seguimiento de los progresos de Twitter para abordar la violencia y los abusos contra las mujeres en internet, 2020.

[31] Se advierten algunos esfuerzos tendientes a mejorar la transparencia y los procesos de denuncia, sumado a la realización de campañas de sensibilización y cambios en las Políticas de la plataforma, pero aún son insuficientes. Ver: Twitter, Help Center, https://help.twitter.com/es y  Twitter, Twitter Transparency Center, https://transparency.twitter.com

[32] Amnistía Internacional Argentina, Corazones Verdes, Violencia online contra las mujeres durante el debate por la legalización de la interrupción legal del embarazo en Argentina, 2019.

[33] Mariana Marques, Violencia y abuso online contra las mujeres: lo real de una pandemia, en Víctor Abramovich, María José Guembe y María Capurro Robles (coordinación), el límite democrático a las expresiones de odio. Disponible en https://www.teseopress.com/ellimitedemocraticodelasexpresionesdeodio/chapter/violencia-y-abuso-online-contra-las-mujeres-lo-real-de-una/ (consultado por última vez el 10 de noviembre de 2021).

[34] Diario Judicial, A regular la Violencia digital, 1 de noviembre de 2021, disponible en https://www.diariojudicial.com/nota/90550/penal/a-regular-la-violencia-digital.html (consultado por última vez el 10 de noviembre de 2021).