Bandera Argentina

Editorial – Carlos Palmiotti. Defensor del Pueblo de la CABA

Carlos Palmiotti

Defensor del Pueblo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires

 

Cuando oímos nombrar “2020” vienen a nuestra mente miles de palabras: pandemia, COVID-19, salud, pérdida de nuestros seres queridos, trabajo, entre otras. Sin embargo, existe otra que suele quedar invisibilizada en nuestras sociedades y que azota a nuestro planeta, nos referimos a las desigualdades por razones de género.

La pandemia expuso y profundizó las desigualdades y violencias que sufren las mujeres y disidencias día a día. Las medidas adoptadas, para evitar la propagación del Covid-19, ampliaron aún más las brechas de género que ya estaban presentes en nuestra sociedad.

Por un lado, podemos mencionar las desigualdades de género preexistentes en el mercado laboral en América Latina. Acorde a los datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), las consecuencias de la pandemia exacerbaron las desigualdades y podrían retrasar en una década la participación de las mujeres en la fuerza de trabajo. Una situación que claramente se ve reflejado en la ocupación y las condiciones laborales y que requiere de políticas públicas urgentes que contribuyan a su recuperación.

Por otro lado, encontramos el trabajo doméstico y las tareas de cuidado, que son todas aquellas acciones que hacemos todos los días: hacer las compras, limpiar, cocinar, pagar las cuentas, cuidar de los miembros de la familia (menores, adultos mayores, mascotas), entre otros. Según el diagnóstico de situación realizado por CONICET durante el confinamiento, las mujeres urbanas que son jefas de hogar (55,1%), fueron responsables en su mayor parte (84,1%) de los trabajos domésticos y de cuidados. Según la percepción de la gran mayoría de las mismas (82%), durante el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) y el Distanciamiento Social, Preventivo y Obligatorio (DISPO) observaron un aumento del trabajo doméstico y de cuidados, a tal punto que la sobrecarga de trabajo – doméstico, de cuidados y educativos – se expresa de forma significativa en la vida de las mujeres.

Además, debemos hacer mención que cómo consecuencia de las medidas de ASPO, que buscaban evitar la propagación del virus, hubo un incremento de situaciones de violencia contra las mujeres en ámbito doméstico, principalmente de violencia psicológica. Acorde a los datos de la Línea 144 del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidades durante el 2020 se recibieron 108.403 comunicaciones, incluyendo llamados, correo electrónico y What´s App, lo que represento un aumento en promedio del 20% en relación al 2019.

Es cierto que la pandemia condicionó y continúa condicionando las acciones estatales; sin embargo, aun en este contexto difícil que estamos atravesando la crisis se presenta como una oportunidad: oportunidad de generar políticas públicas que tengan como objetivo claro alcanzar la igualdad real entre hombres y mujeres, y que permitan respetar los derechos de las mujeres en todos los espacios y en todos los contextos: la división sexual desigual del trabajo, la erradicación de la violencia contra las mujeres y la equidad de género son cuestiones fundamentales para ser complejizadas como condición para superar una vida de opresión y desigualdades.

De ahí la importancia de propuestas como la que traemos con la revista de derechos humanos de la Defensoría del Pueblo, “REC”, que se erige como un espacio de reflexión, debate y análisis crítico sobre la teoría y la práctica de los derechos humanos, permitiéndonos problematizar y debatir -a partir de las voces de importantes y reconocidas teóricas, juristas y referentes feministas- algunos de los temas centrales de la agenda de los movimientos feministas y de los derechos humanos de las mujeres.

Por ello, celebro el lanzamiento de este dossier especial sobre género que REC está lanzando en el “Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer”, y que cuenta con el auspicio de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), convencidos de que su aporte es fundamental para el debate sobre la desigualdad estructural y los derechos humanos de las mujeres.