La Mesa, que se llevó a cabo el 7 de septiembre en el Auditorio de la sede central de la institución, estuvo integrada por la Defensora del Pueblo, María Rosa Muiños, quien remarcó la importancia de la implementación de espacios de cuidado en los ámbitos de trabajo y comentó los avances que se fueron logrando sobre el tema a lo largo de la historia de la Defensoría. La acompañaron en la apertura la subsecretaria de Políticas de Inclusión en el Mundo Laboral del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación, Cecilia Cross; la diputada nacional y presidenta de la Comisión de Legislación Laboral de la Cámara de Diputados, Vanesa Siley; y la secretaria de Género de la CTA-T, Patricia Blanco. Además estuvieron presentes representantes del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y de los sindicatos La Bancaria, ATE, UPCN, AGTSYP, SITRAJU, AATRAC, STIGAS, ATSA, UTE, APA, Abogadas Laboralistas, entre otros.
Este encuentro fue pensado como un espacio de diálogo horizontal que busca promover instancias de cooperación entre los sectores público y privado de la Ciudad de Buenos Aires. Su fin es satisfacer la oferta de espacios de cuidado para la primera infancia y las recomendaciones de los estándares con los que deberán contar los establecimientos para niños y niñas.
Cabe destacar que las diferencias en la carga del trabajo doméstico y de cuidados son una de las razones estructurales de las desigualdades económicas entre varones y mujeres. En la Ciudad de Buenos Aires, las estadísticas oficiales muestran una brecha de 12,7% en la tasa de actividad por género (porcentaje de personas que trabajan o buscan trabajo: 45,4% en mujeres, 51,5% en varones, 2021). A su vez, las mujeres destinan significativamente más tiempo que ellos al trabajo doméstico y de cuidado no remunerado (TDCNR). Mientras que el promedio masculino es de 3,3 horas diarias, el de las mujeres alcanza 4,9 horas. Esta desigualdad se agudiza en los sectores más vulnerados: las mujeres que pertenecen al 20% más pobre de la Ciudad destinan 7 horas y media a las tareas de cuidado en promedio por día, mientras que las mujeres del 20% más rico de la población porteña, sólo 3 horas y 12 minutos en promedio. De esta forma, las tareas de cuidado constituyen una segunda jornada laboral, especialmente para las mujeres pobres. A su vez, la infraestructura pública de cuidado es insuficiente, especialmente para la primera infancia, lo que profundiza la desigualdad.
Trabajar en la corresponsabilidad de los cuidados incorporando a las empresas y al Estado es clave para revertir las brechas de género que afectan la vida laboral de las mujeres y reproducen patrones de desigualdad.
