La lactancia materna es esencial para el desarrollo del/la bebé desde su nacimiento porque ofrece todos los nutrientes y defensas que necesita. Es aconsejable practicarla hasta los 6 meses de forma exclusiva y hasta los dos años o más con el agregado de alimentos, según la indicación de profesionales de la salud.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y UNICEF -entre otras organizaciones y asociaciones que promueven esta campaña-, más de quinientos millones de mujeres trabajadoras a nivel global no cuentan con medidas de protección de la maternidad esenciales en sus legislaciones nacionales. Además, solo el 20% de los países exigen que los empleadores ofrezcan pausas remuneradas e instalaciones para la lactancia o la extracción de leche.
En la Argentina rige la Ley de Contrato de Trabajo que en su artículo 179 establece que “toda trabajadora madre de lactante podrá disponer de dos (2) descansos de media hora para amamantar a su hijo, en el transcurso de la jornada de trabajo, y por un período no superior a un (1) año posterior a la fecha del nacimiento, salvo que por razones médicas sea necesario que la madre amamante a su hijo por lapso más prolongado”.
Por otra parte, de acuerdo a la Ley 2.958 de la Ciudad de Buenos Aires, las personas que trabajan en el sector público tienen derecho a disponer de un espacio amigo de la lactancia privado, cómodo e higiénico para poder extraer leche materna durante su horario laboral. Además, debe contar con una heladera para conservarla adecuadamente.
En la Semana Mundial de la Lactancia Materna, resulta de suma importancia reflexionar sobre esta práctica en tanto responsabilidad compartida que necesita del compromiso de toda la sociedad para garantizar el acompañamiento y el respeto de los derechos de las trabajadoras lactantes.
