La actividad estuvo organizada por el Comité Nacional para la Prevención de la Tortura (CNPT), la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de Naciones Unidas (ACNUDH), el Equipo Argentino de Antropología de Antropología Forense (EAAF), el Ministerio Público de la provincia de Córdoba y la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).
De la misma, participó como invitado el secretario ejecutivo del Mecanismo Local para la Prevención de la Tortura, Ezequiel Paulucci. Además, estuvieron presentes especialistas de reconocida trayectoria en la temática, tales como el fundador del EAAF, Luis Fonderbrider, y el relator especial sobre ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias de Naciones Unidas, Morris Tidbal Binz, quienes participaron en la elaboración de dichos protocolos.
Como conclusión de las jornadas se destacó la necesidad de fortalecer y jerarquizar los servicios forenses en la Argentina, promover el intercambio con operadores judiciales y del sistema nacional de prevención de la tortura y prever mecanismos adecuados para informar a las víctimas y sus familiares.
Asimismo, se consideró importante impulsar la conformación de un Consejo Federal de Ciencias Forenses, en línea con la recomendación del relator especial, y asegurar la intervención de profesionales médicos independientes de las autoridades a cuyo cargo se encuentre la custodia de las víctimas en toda instancia de revisión.
Otro de los puntos destacados tiene que ver con la promoción de medidas institucionales y prácticas de implementación de los Protocolos de Estambul y Minnesota en el ámbito de los Ministerios Públicos Fiscales para garantizar que las investigaciones de muertes bajo custodia y casos de torturas no estén bajo fiscalías que hayan dispuesto o promovido medidas de encierro para las víctimas y que las fuerzas de seguridad responsables de la custodia no intervengan en la investigación, entre otros aspectos.
Cabe mencionar que el Protocolo de Minnesota sobre la Investigación de Muertes Potencialmente Ilícitas (2016) establece una norma común de desempeño en la investigación de fallecimientos de este tipo y un conjunto de principios y directrices para los Estados, instituciones y personas que participan en las investigaciones. Por su parte, el “Manual para la investigación y documentación eficaces de la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes” (1999) -denominado el Protocolo de Estambul- contiene los estándares mínimos que deben ser aplicados para el estudio médico y psicológico de una persona que presuntamente haya sido sometida a tortura o malos tratos.