Un año sin Rodrigo y Rolando, víctimas en un incendio de un taller clandestino

Desde el trabajo desarrollado por la Defensoría del Pueblo, a través de la intervención en actuaciones generadas por denuncias de vecinos y otras implementadas de oficio por la propia institución, queda probado que en la actualidad, el trabajo precario e informal en talleres textiles es lamentablemente, una práctica habitual y de difícil detección, dado que en muchos casos, se desarrolla en domicilios particulares sin habilitación, dificultando las tareas de fiscalización, tanto de la Dirección General de Protección del Trabajo, como así también de la Agencia Gubernamental de Control.

La Defensoría sostiene que en la cadena de elaboración y producción de textiles, calzados y accesorios participan varios actores, los cuales al abaratar sus costos y, por ende aumentar sus márgenes de ganancias, contratan talleres textiles que trabajan en condiciones irregulares, adicionando el actuar desleal con sus competidores, convirtiéndose en cómplices de los abusos, de la vulneración de derechos y de la comisión de delitos.
Resulta imprescindible que existan rigurosas políticas de Estado tendientes a la regularización de todos los agentes económicos, para reducir las desigualdades y optimizar las herramientas de control y así desalentar toda práctica ilegal tendiente a vulnerar los derechos de los trabajadores.
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