En el marco de la pública intención del GCBA de establecer un permiso para que los mayores de 70 años puedan salir de sus casas y la proliferación de contagios de COVID-19 en geriátricos, el tratamiento de este tipo de noticas evidenció que la mayoría de los medios de comunicación refuerza algunos estereotipos hacia las personas mayores.
En la Ciudad de Buenos Aires viven alrededor de 650.000 personas mayores de 65 años. La Asociación Latinoamericana de Gerontología Comunitaria (ALGEC) advierte que la restricción de salidas para esta población es de «carácter autoritario y gerontofóbico” y que además “va en contra de los enunciados de la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores que rige en nuestro país, mediante la ley 27.360″.
La suposición detrás de la medida del GCBA es que los mayores no pueden ser convencidos porque se los considera débiles mentales y que el propio cuidado no resulta factible. Como señala Ricardo Iacub, profesor de tercera edad y vejez de la carrera de Psicología de la UBA, se trata de un «prejuicio viejista explícito”.
Por todo esto, el ProDeCom sugiere atender a las recomendaciones que brindan organismos como el INADI, la Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual y la Defensoría del Pueblo, a través de su área de Derechos de la Tercera Edad, para efectuar un mejor tratamiento de las noticias, entrevistas y otras formas de comunicación que tienen a las personas mayores como protagonistas.
Esas recomendaciones incluyen presentar a la vejez como una etapa natural de la vida y a las personas mayores como sujetos con capacidad física e intelectual, no como meros objetos de cuidado. Asimismo, se insta a evitar el uso descontextualizado de términos como «abuelo» o “jubilado», con el fin de no despersonalizar y reducir múltiples elecciones de vida a un rol estereotipado.
Finalmente, se recomienda no infantilizar y evitar miradas prejuiciosas que asocien a la vejez con enfermedades. La vejez no es sinónimo de pérdida de capacidad intelectual y cognitiva. Por el contrario, es menester reconocer la convivencia de múltiples formas de transitarla, y dar visibilización a la propia representación que tienen las personas mayores así como a sus decisiones, elecciones y opiniones.