En Argentina, uno de los sectores que más ha recibido el impacto de la precarización laboral han sido los recursos humanos no convencionales que se desempeñan en programas públicos e instituciones de salud mental o en forma independiente, entre los que se incluyen los acompañantes terapéuticos (AT).
Tras casi 50 años de existencia, resulta urgente armonizar los títulos oficiales, asegurar la matriculación de las autoridades sanitarias del país (tanto a nivel nacional como de cada jurisdicción) y lograr su reconocimiento como prestadores formales que brindan una asistencia complementaria en el tratamiento de personas con padecimientos psíquicos severos (psicosis, consumo de sustancias, depresiones, TGD, discapacidad, cuidados paliativos, entre otros)
En la coyuntura actual, es necesario recordar que los AT deben trasladarse al domicilio de sus pacientes, por lo tanto es imprescindible que cuenten con un aval o certificación legal para circular por la vía pública, en la cual conste la institución para la que trabaja, el nombre del profesional y/o del equipo interdisciplinario, y el período durante el que efectuará dichas visitas.
Asimismo, se recomienda que se ponga a disposición un contacto telefónico de emergencia para que los AT puedan contar con un respaldo institucional y la supervisión técnica del equipo de salud.
Por otra parte, se llama la atención sobre la importancia de que las obras sociales y prepagas cubran económicamente el costo de las prestaciones a distancia de los AT a sus afiliados, de acuerdo a las indicaciones de los profesionales tratantes.
En el mediano plazo, es necesario avanzar en la sanción de un marco legal consensuado entre todas las jurisdicciones que permita armonizar el reconocimiento de títulos certificantes, promover el otorgamiento de matrículas habilitantes con valor en todo el territorio nacional, y reconocer oficialmente a esta práctica que resulta imprescindible para implementar el modelo de atención de acuerdo a la normativa vigente en salud mental.