En 2005 se sancionó la Ley 26.061 de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes, que en su artículo 47 contempla la creación de la figura del Defensor de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, que debe ser designada por una Comisión Bicameral (conformada por 5 diputados y 5 senadores) a través de un concurso público de antecedentes y oposición. Pese a que esa norma establecía un plazo de 90 días para nombrarlo, más de 10 años después el cargo sigue vacante.
El 14 de marzo de 2017 el Congreso de la Nación dio un primer paso fundamental, al firmar la resolución que establece la conformación de la Comisión Bicameral. Para avanzar en la designación de esta figura clave para la promoción y protección de los derechos de niñas, niños y adolescentes. Por eso, la Red Nacional de Niñez de la Asociación de Defensorías del Pueblo de la República Argentina y UNICEF convocaron hoy a una mesa técnica de intercambio para brindar aportes y avanzar en el debate sobre los desafíos que representa implementar esta nueva institución.
Las palabras de apertura estuvieron a cargo de Alejandra Martínez, presidenta de la Comisión de Familia, Mujer, Niñez y Adolescencia de la Cámara de Diputados, quien destacó el trabajo realizado para la creación de la Comisión Bicameral encargada de designar al Defensor de Niñas, Niños y Adolescentes: “Hay una construcción colectiva y transversal que nos convoca a saldar esta deuda con la infancia”, indicó la diputada.
En segundo lugar, el viceministro de Desarrollo Social de la Nación Gabriel Castelli repasó la labor de esa cartera en la creación y fortalecimiento de espacios para la primera infancia, y la protección y promoción de los derechos de los jóvenes.
Ana de Mendoza, representante de UNICEF Argentina, valoró los avances en materia normativa y en la implementación de políticas públicas, y aseguró que “la Defensoría debe ser una figura cooperadora y coordinadora para impulsar políticas de la infancia”.
A continuación Alejandro Amor, Defensor del Pueblo porteño y presidente de la Asociación de Defensores del Pueblo de la República Argentina (ADPRA), señaló que en 2015 las Defensorías de todo el país pidieron a los candidatos presidenciales su compromiso en la designación tanto del Defensor del Pueblo de la Nación como del Defensor de Niñas, Niños y Adolescentes. “Son dos instituciones fundamentales para la República. La falta de un Defensor de Niñas, Niños y Adolescentes deja un vacío tremendo en la protección de los derechos de los chicos abandonados por el Estado. Es necesario empezar a trabajar en medidas para avanzar en la protección integral de los derechos de los niños”, recalcó.
Al mismo tiempo, el ombudsman de la Ciudad pidió que el organismo sea autónomo y autárquico; que su presupuesto esté determinado por porcentaje y no por partida y que sea dotado tanto de legitimidad procesal como de iniciativa legislativa.
“No alcanza con la designación del Defensor, también es importante la agenda de temas que llevará y la articulación del trabajo. El Estado es uno solo. Debe haber complementariedad en las acciones de los distintos organismos para dar una mejor respuesta a las demandas de la sociedad”, concluyó el Defensor.
Por último se refirió a la justicia juvenil: “desde ADPRA apoyamos la la aprobación de una ley penal juvenil pero no estamos de acuerdo con la baja en la edad de imputabilidad”.
En último lugar, Carla Carrizo, diputada integrante de la Comisión Bicameral, indicó que la Defensoría debe ser vocera de las niñas, niños y adolescentes, resaltó la importancia de nacionalizar las políticas y llamó a que “la infancia no sea una instancia de disputa política”.
Amor ya había planteado en la presentación de su Plan de Gestión 2017 la necesidad de designar de manera perentoria al Defensor de Niñas, Niños y Adolescentes entre otras cuestiones fundamentales para proteger y velar por los derechos de los más chicos. «Su ausencia deja un vacío tremendo y en el desamparo absoluto a los más vulnerables, como los pibes y pibas en situación de calle y las adolescentes embarazadas, por ejemplo, que deben formar parte de nuestra agenda permanente de trabajo».
