La Defensoría del Pueblo porteña presentó por tercera vez el Proyecto de Ley Nº 1795-F-2016, que había perdido estado parlamentario. El mismo propone la declaración como integrantes del Patrimonio Cultural de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires -en los términos de la Ley 1227- a los murales existentes en las estaciones de subterráneos, así como de algunos de los elementos decorativos más característicos como los revestimientos de azulejos de la Línea C, las boleterías históricas y las estructuras de acceso a las estaciones.
El objetivo de esta propuesta –elaborada por la Subsecretaría de Derechos Urbanos, Espacio Público y Medio Ambiente de la institución-, además de reconocer el indudable valor patrimonial de estos elementos, es brindarles una protección que asegure su conservación teniendo en cuenta que las estaciones son objeto de modificaciones con relativa frecuencia para la renovación de la imagen institucional o la incorporación de tecnología y equipamiento.
“Desde la Defensoría del Pueblo creemos que en materia de Patrimonio hay mucho para aportar y para transformar al mismo en una política de Estado que rescate elementos culturales, arquitectónicos y simbólicos de nuestra ciudad, prueba de esto es la presentación de este proyecto de ley. Muchos de estos murales son obras de Quinquela Martín, Hermegildo Sabat, Luis Felipe Noe, entre otros. También en ese sentido va el convenio de colaboración y asistencia que hemos firmado recientemente con la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos que nos permite trabajar sobre aquellos bienes del Estado Nacional en la Ciudad de Buenos Aires”.
Desde la inauguración del subte en 1913, las estaciones de las distintas líneas de Buenos Aires se destacaron por los murales, los revestimientos decorativos, luminarias de vidrio, cartelería de metal esmaltado, boleterías de madera y diversos elementos decorativos que las adornan y que se han convertido en parte de su patrimonio.
Sin embargo, a lo largo de los años las estaciones fueron objeto de varias modificaciones. En la línea B, por ejemplo, se cubrieron los revestimientos de azulejos con paneles grises o con cerámicos nuevos, perdiéndose de esta manera la diferenciación por colores que tenían las estaciones originalmente. En esta línea, que carecía de murales en su origen, se agregaron obras de distintos autores a partir de 1991, muchas de ellas de reconocidos autores argentinos de historietas como Roberto Fontanarrosa o Cristóbal Reynoso, Crist. Otras estaciones fueron tratadas temáticamente, así en la estación Carlos Gardel las obras se relacionan con el famoso cantante y con el Mercado de Abasto. En las últimas estaciones inauguradas se emplearon obras de técnicas diferentes como vitrales, estación Tronador, y cerámica, estación Los Incas.
Muchas de las obras de arte recientes fueron incorporadas en el marco del programa SubteVive que llevó a cabo la empresa Metrovías y pertenecen a artistas reconocidos como Rogelio Polesello, Guillermo Roux, Pablo Siquier, Josefina Robirosa, Carlos Páez Vilaró o Hermenegildo Sabat. Esto ha permitido incrementar el patrimonio cultural y artístico de los subterráneos.
Entre los murales históricos se destacan por ejemplo “Alegoría España–Argentina”, estación Avda. de Mayo de la Línea C, que muestra a la República Argentina, representada como una joven mujer que lleva la bandera nacional, a cuyo alrededor se ubican alegorías de la pintura, la escultura y la ciencia.
También está el caso del mural “Tertulia en la Alameda, Buenos Aires en 1830”, ubicado en el andén sur de la estación Catedral de la Línea D, que forma parte del ciclo que retrata la Argentina y su sociedad entre 1830 y 1930 y que recorre la sección inicial de esta línea. En contrapartida, el mural ubicado en el andén norte de la misma estación refleja la Buenos Aires cosmopolita de 1936 en plena transformación: los subterráneos, los automóviles, la edificación moderna (Edificio Kavanagh), la estación Retiro y Plaza San Martín.