El Senado de la Nación convirtió el pasado miércoles en ley la declaración de emergencia alimentaria para el territorio nacional. La misma surge por el desborde inflacionario y el incesante incremento de precios de los alimentos. Esto como es sabido, tiene un impacto mayor entre los sectores de menores recursos.
Ese mismo día, la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires recibió un informe detallado sobre la situación nutricional de 22 mil niños, niñas y adolescentes de entre 2 y 19 años, y más de dos mil lactantes de 0 a 2 años que viven en 14 provincias y asisten a comedores populares en los barrios humildes, realizado por el Área de Salud Colectiva del Movimiento Barrios de Pie y el Instituto ISEPCI. Estuvieron presentes Isaac Rudnik director de DICO Instituto; Silvia Saravia, coordinadora nacional de Barrios de Pie y Laura Lonatti, directora del relevamiento y coordinadora de esa área. La Defensoría estuvo representada por Ignacio Dominguez, titular de Descentralización, y Roberto Baigorria, a cargo del Programa de Organizaciones Sociales que convocó la actividad.
Los datos que arroja el trabajo son alarmantes y constituyen un llamado de atención que nos sirve para calibrar bien la situación de mal nutrición por la que atraviesan miles de niños, niñas y adolescentes.
Del total de niños, niñas y adolescentes relevados, el 43,34 % manifiesta algún problema de nutrición, compuesto por casi 2% de bajo peso (415), 21 % de sobrepeso (4755) y 20% de obesidad (4612). Aquí cabe subrayar que el sobrepeso y la obesidad son consecuencia de la ingesta excesiva de hidratos y grasas y la escasa presencia en la dieta diaria de proteínas y demás nutrientes sanos y necesarios, lo que en el tiempo provoca innumerables problemas de salud.
Un dato importante a considerar es el que refiere a la baja talla de los 22 mil niños, niñas y adolescentes relevados: 5,45 %, porcentaje que expresa una mal nutrición crónica y prolongada que es aún más difícil de revertir.
En paralelo se relevaron 2.020 lactantes de 0 a 2 años de los cuales casi el 30% (595) presenta malnutrición con preeminencia del sobrepeso, aunque en este grupo el bajo peso crece a un preocupante 3,37%. Esta situación habla, entre otras cosas, de la malnutrición de las madres.
Las promotoras de salud presentes en la actividad expresaron que a raíz del «avance de las dificultades alimenticias durante el último año y el crecimiento de la demanda hacia los comedores ya nadie hace las cuatro comidas».
Otro dato preocupante es el grupo de ‘segunda infancia’ que va de los 6 a los 10 años: estos niños y niñas asisten a los comedores populares y a los comedores escolares por lo cual debería esperarse una mejora en sus condiciones de nutrición. Sin embargo, el informe evidencia lo contrario: el 43,73% (3499) sufre mal nutrición, prácticamente lo mismo que el promedio general.
«Una correcta política alimentaria debe sin lugar a dudas mirar con profundidad la situación y actuar en consecuencia privilegiando la salud y el adecuado crecimiento de la niñez, no se trata de solo repartir alimentos a mansalva», subrayó Laura Lonatti.