La casa es una de las construcciones más antiguas del barrio porteño de Caballito, ya que se edificó en 1864 y aún conserva su vieja estética. Por su importancia histórica, la propiedad fue expropiada por el Senado hace tres años para evitar su remate y convertirla en un Museo, Centro Cultural y lugar de encuentro interreligioso. En 2004 había sido declarada Sitio de Interés Cultural por la Legislatura de la Ciudad.
Al margen del valor económico, la importancia de esta propiedad es simbólica, ya que fue el escenario de una histórica lucha de parte de los antiguos dueños de la casa, Jerónimo y Clelia, que juntos crearon la Federación Latinoamericana de Sacerdotes Casados, desde donde lucharon porque el celibato sea optativo.
Luego de la muerte de Podestá, cuyos restos fueron velados en el Salón de los Pasos Perdidos de la Legislatura porteña, su mujer continuó viviendo en la casa de Gaona, donde recibía con asiduidad las llamadas del Papa Francisco, con quien ambos habían forjado una profunda amistad en la época en la que él se encontraba al frente del arzobispado local.
Desde que murió Clelia Luro en 2013, su hija -que lleva el mismo nombre- continuó la pelea para que la casa sea respetada como patrimonio cultural. Es por eso que la Defensoría del Pueblo acudió al lugar con el objetivo de contribuir a que se respete el valor de la casa y no se la utilice con fines diferentes a los que reclama su dueña. “Lo que soñamos es que este lugar pueda seguir siendo una casa abierta, un espacio donde se gesten cambios, donde se den proyecciones, se realicen reuniones, debates, funcione un Museo, un Centro Cultural y un lugar de actividad interreligiosa para que podamos cumplir con el deseo de Jerónimo`”, concluyó Clelia.