La iniciativa fue elaborada por la representante legal de la villa, Manon Laugier, en conjunto con el obispo Gustavo Carrara, el cuerpo de delegados del barrio y el Padre Juan Isasmendi de la Parroquia Madre del Pueblo, quienes trabajan desde hace años para lograr que tenga una identidad definida y se modifique el nombre que aplicó la última dictadura militar.
La adhesión se produjo tras la reunión que Amor tuvo con los vecinos del lugar junto a los Defensores del Pueblo adjuntos Bárbara Bonelli, Silke Arndt, Paula Streger y Arturo Pozzali, y el responsable de Descentralización del organismo, Ignacio Domínguez. Se estima que la iniciativa será votada en el mes de junio.