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Mensaje por el Día Mundial de la Alimentación

Se celebra cada año en conmemoración de la fundación de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO - Food and Agriculture Organization of the United Nations), ocurrida en octubre de 1945 en Quebec, Canadá.

La FAO tiene por propósito liderar los esfuerzos internacionales para combatir el hambre y la pobreza. Se plantea entre sus objetivos, lograr seguridad alimentaria para la población y garantizar el acceso regular a alimentos suficientes y de buena calidad. Para ello, enfatiza en la necesidad de repensar el sistema global de producción de alimentos y lograr una agricultura más eficiente, productiva y sustentable. El lema elegido para este 2022 es Alimentos seguros ahora, para un futuro saludable.

¿Qué es la seguridad alimentaria?

Su definición comprende cuatro pilares:
1. La disponibilidad física y suficiente de alimentos, que depende de la producción, la distribución y el comercio;
2. el acceso oportuno a los alimentos en los hogares. Esta condición no siempre está garantizada con la sola oferta alimentaria, sino que requiere de gobiernos que implementen políticas públicas con enfoque en materia de ingresos, de reducción del precio de los alimentos nutritivos, de incremento de la disponibilidad y accesibilidad a las dietas saludables, para toda la población;
3. buenas prácticas de salud y alimentación en los hogares, que resultan en una buena utilización nutricional y biológica de los alimentos;
4. la estabilidad de las tres dimensiones anteriores.

La seguridad alimentaria en el mundo

La promoción de una agricultura sostenible es una medida imprescindible, dado el aumento de la población mundial y la creciente demanda de alimentos. Este cambio de paradigma requiere de la participación de todos los actores sociales trabajando de manera solidaria, priorizando el derecho de todos/as a la alimentación, a la seguridad alimentaria y a la nutrición en condiciones de igualdad.

Las estimaciones indican que cerca de 690 millones de personas en el mundo padecen hambre, cifra que representa casi el 9% de la población mundial. Estos datos indican que estamos cada vez más lejos de alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS) que proponían hambre cero para el año 2030. El aumento de la inseguridad alimentaria y la malnutrición son hechos de la realidad, así como el elevado costo de los alimentos nutritivos y la creciente desigualdad en el acceso a ellos.

Las dietas poco saludables se han convertido en una de las principales causas de enfermedad a nivel mundial. Como consumidores/as también somos parte integrante y activa del funcionamiento del sistema agroalimentario. En ese rol, podemos ejercer la responsabilidad de elegir alimentos saludables y sostenibles con el fin de aumentar su demanda, impulsando así la transformación hacia un mejor sistema alimentario para toda la población y un futuro saludable. Del mismo modo, disminuir el desperdicio alimentario -a través de pequeñas acciones- puede contribuir en gran medida a la mejor distribución de los alimentos, a facilitar su accesibilidad, a evitar convertir en basura lo que a tiempo puede ser un alimento consumible y de calidad.

En la actualidad, la pandemia, el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania y las tensiones políticas y económicas internacionales han producido un significativo aumento del precio de los alimentos, afectando la seguridad alimentaria mundial y el aumento de la desigualdad. Otros factores pueden incidir negativamente: el cambio climático (las sequías, las inundaciones), un ineficiente sistema de distribución, la monopolización de la producción de alimentos, los aumentos desmedidos que disponen las empresas productoras, la falta de políticas públicas que aborden la temática, el desempleo, la conflictividad social, entre otros.

Dados estos obstáculos que atentan contra la seguridad alimentaria y la nutrición, es preciso el compromiso de los Estados para lograr la necesaria la transformación de los sistemas agroalimentarios, de modo que proporcionen alimentos nutritivos y de buena calidad, y a un menor costo para que sean accesibles para toda la población, de forma sostenible e inclusiva.

Seguridad alimentaria y políticas públicas

En materia de seguridad alimentaria y en el marco de la Ley 25.724, en el año 2003 fue creado en nuestro país el Plan Nacional de Seguridad Alimentaria con el propósito de que las familias más vulnerables pudieran acceder a una alimentación adecuada, suficiente y acorde a las particularidades y la identidad alimentaria de cada región del territorio. Entre las acciones del Plan Nacional, se destacó el Programa ProHuerta, una política pública gestionada en conjunto con el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), que promueve la seguridad y soberanía alimentaria, a través del apoyo a la producción agroecológica y el acceso a productos saludables para una alimentación adecuada.

En el mismo orden de ideas, el Plan Argentina contra el Hambre se implementó en el año 2020 y fue creado para promover el acceso a la Canasta Básica de Alimentos, mediante la Tarjeta Alimentar, para que los sectores más vulnerables de nuestra población -familias empobrecidas con niños/as- puedan comprar alimentos frescos, nutritivos y de calidad; además de recibir capacitación para obtener el mejor aprovechamiento nutricional.

Seguridad alimentaria y participación ciudadana

Como comunidad, cada persona participa con sus acciones cotidianas en la transformación de los sistemas agroalimentarios.

A continuación, algunas recomendaciones para una alimentación más sana y sustentable:
• Aumentar el consumo de variedad de frutas y verduras a 5 porciones diarias.
• Incorporar legumbres y cereales integrales.
• Incorporar con moderación grasas saludables, evitar grasas trans y saturadas.
• Limitar el consumo de sal y azúcar.
• Limitar el consumo de alimentos procesados y ultraprocesados, es decir, aquellos que están adicionados con azúcar, sal, grasas saturadas, edulcorantes, saborizantes, conservantes, aditivos, etc, que alteran sus características originales y que -por su exceso- son perjudiciales para la salud. Se recomienda preferir los alimentos naturales o con el menor procesamiento posible.
• Leer las etiquetas de los productos y exigir un etiquetado frontal y claro. Se debe estar atento/a a la publicidad engañosa y no basar la elección de alimentos por los colores, imágenes, leyendas presentes en los paquetes y que fomentan su consumo en base a falsas propiedades. En Argentina, se sancionó la Ley 27.642 de Promoción de la Alimentación Saludable que garantiza el derecho a la salud y a una alimentación adecuada a través de la promoción de una alimentación saludable, brindando información simple y comprensible de los alimentos envasados y bebidas, para promover la toma de mejores decisiones, advirtiendo a los/as consumidores/as sobre excesos de componentes como azúcar, sodio, grasas saturadas y trans.

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