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Las tarifas de los servicios básicos: ¿cuánto subieron desde 2015?

El Programa de Estudios Tributarios e Impositivos para la Administración Pública de la Defensoría abordó la problemática de la suba de tarifas de los servicios públicos en los últimos años en los distintos países de América Latina, en relación al salario.

Para ello, basó el informe en el estudio del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda, publicado en abril de este año, que demuestra que las tarifas de los servicios públicos han registrado un incremento sostenido desde inicios de 2016, incluso por encima del crecimiento del salario. Comúnmente se ha referenciado a nuestro país como uno de los países de América Latina donde el precio de los servicios básicos solía ser demasiado bajo; y que esto debía cambiar, para que los precios de la energía en Argentina tuvieran valores relativos adecuados a nivel internacional.  De este modo, una suba de las tarifas de servicios como el gas natural o la energía eléctrica, era necesaria para generar el ambiente adecuado para que el sistema energético sea autosustentable, y comenzaran a realizarse las inversiones necesarias en el sector. 

Es de público conocimiento el hecho de que desde 2016 hasta nuestros días, las tarifas de la energía eléctrica, el gas o el servicio de agua potable por red han experimentado fuertes subas porcentuales, tanto en los cargos fijos, como en los variables.  Pero resulta de utilidad para poner en perspectiva estas subas, identificar cuál es la posición de nuestro país ahora, entre los países de América Latina, una vez acaecidos estos dos años de ajuste de tarifas.  Una forma de realizar esta medición entre países, es medir cuanto del Salario Mínimo, Vital y Móvil se destina para cubrir estos servicios básicos.  Se obtiene de esta forma, una medida de comparación útil, y fácil de comprender.  Además de poder ponderar el crecimiento del precio de los servicios básicos, se genera una comparación con los salarios del país en cuestión; en términos de cuál es el salario que esa economía ha determinado necesario para seguir reproduciendo la fuerza de trabajo en un determinado momento de su historia.  Este salario, por lo tanto, debería ser ajustado (como mínimo) por la inflación del período, de manera de mantener el poder de compra real del salario, sin cambios.  Pero es conocido el hecho de que, en la puja distributiva de los distintos sectores de la economía capitalista, no siempre los salarios nominales crecen a la par de la inflación, y que esto ocasiona transferencias de ingresos entre los distintos sectores de la sociedad.

Cuadro N°1: Cuadro tarifario países seleccionados de América Latina. Peso de los servicios públicos, por país. (como % del salario mínimo, vital y móvil).


Fuente: Observatorio de Políticas Públicas/módulo de Políticas Económicas de la Universidad Nacional de Avellaneda.  Infografía: Costo Tarifario, abril 2018.

El estudio citado al inicio, aporta este dato.  Teniendo en cuenta el Salario Mínimo, Vital y Móvil de cada uno de los países analizados, y sus respectivas variaciones entre 2015 y este año; establece la posición relativa de cada una de estas economías, con respecto a la relación servicios básicos-SMVyM.

Así vemos que en 2015, el peso de dicha canasta era del 6% con respecto a los ingresos mínimos.  Ya en 2016 pasó a ser del 17%, para luego mantenerse relativamente estable en 2017, por ser un año electoral, con un peso relativo del 16%.  El 2018 nos presenta un peso relativo de la canasta de servicios básicos del 21%. Partiendo de ser el país de América Latina con el menor costo de los servicios básicos públicos, hemos pasado a ocupar el tercer lugar en este año, tras países como Venezuela, y Chile.

Gráfico N°1: Cuadro tarifario países seleccionados de América Latina. Peso de los servicios públicos, por país. (como % del salario mínimo, vital y móvil).

¿Cuánto se incrementaron los servicios de gas, electricidad y agua potable?

A la hora de analizar los incrementos de estos servicios básicos para la vivienda, los porcentajes de aumento que se han aplicado sobre las tarifas de los usuarios, rompen la barrera de los dos dígitos, para situarse, en algunos casos, cerca de los cuatro dígitos.

Siguiendo el informe citado del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad de Avellaneda, presentamos el siguiente cuadro donde se resumen las variaciones porcentuales acaecidas sobre las tarifas de gas, electricidad y agua, entre 2016 y 2018.  Este informe toma como valores de referencia los siguientes: para el caso del gas, se toma la tarifa R21 por considerarla representativa de la mayor porción de los usuarios y, a su vez, se ubica por debajo del precio promedio pagado por este servicio; para el caso de la electricidad, se considera un hogar con un consumo promedio de 600 kwh; y para el agua se toma el caso de no poseer medidor. 

De esta manera, vemos que entre 2016 y 2018, para un hogar del promedio en cuanto a su consumo, el valor de la electricidad se ha incrementado en un 1435%, el gas de red en un 1261%, y el agua un 956% (aún sin medidor, en el ejemplo).

Cuadro N°2: Principales incrementos tarifarios.


Fuente: Observatorio de Políticas Públicas/módulo de Políticas Económicas de la Universidad Nacional de Avellaneda.  Infografía: Costo Tarifario, abril 2018.

Estos valores por sí mismos, muestran la rápida escalada que han manifestado las tarifas desde el cambio de rumbo de la política de subsidios, disminuyendo el aporte desde el Estado Nacional hacia los subsidios de las tarifas.   Así como hemos realizado la comparación con el SMVyM, obteniendo la participación relativa de la canasta de servicios básicos dentro del salario mínimo en nuestro país y otros de la región; es útil poner en perspectiva los aumentos de tarifas, con los incrementos de salarios conseguidos a través de paritarias en los últimos años.

En 2016, hubo una amplia diferencia entre los acuerdos logrados por los distintos gremios en paritarias.  Desde los estacioneros con un 17% de incremento, con una suma fija de $1500, hasta el gremio de aceiteros con un 38% de incremento en un tramo, y sin suma fija adicional.  El gremio docente bonaerense alcanzó una paritaria de 34.6%, en tres tramos y sin suma fija, mientras que el gremio porteño tuvo un 35.6%, en dos tramos y sin suma fija.  Bancarios y metalúrgicos se alzaron con un 35%, con diferencias entre ellos en cuanto a tramos del incremento y las sumas fijas.  Avícolas, también alcanzaron un 35% en 2016.  Empleados públicos un 31% en tres tramos, y sin sumas fijas.  Recordemos que la inflación de 2016, según el Índice Congreso, alcanzó un 40.3%; por lo que, en todos los casos, hubo perdida de salario real, aún en aquellos gremios más favorecidos por el 38%. 

Los análisis de las paritarias de 2017 aún se encuentran inconclusos, dado que en ese año, dada la persistente inflación de los años previos, se  agregaron “cláusulas gatillo”, que establecían que se habría de ajustar el salario si el índice inflacionario del año en cuestión tuvo un valor mayor al pautado por paritarias previamente.  Aceiteros cerró con un 31.6%, muy por encima del promedio de los demás gremios.  En general, las pautas paritarias oscilaron entre el 18 y el 24%.  La meta inflacionaria establecida por el gobierno nacional para el 2017 había sido del 18%, lo cual representó el piso exigido por los gremios.  La inflación de 2017 terminó siendo del 24.8%; abriendo paso a la puesta en marcha de las clausulas gatillo firmadas en ese año, para aquellos sectores que tuvieron un incremento menor al crecimiento del IPC. Sin embargo, esto sigue siendo tratado.  Comercio cerró un 20%, con cláusula gatillo; bancarios un 19.5%; alimentos un 24%, petroleros un 20% en dos cuotas, construcción un 21%; y los docentes bonaerenses un 21.5%. 

El 2018 se encuentra en plena lucha paritaria, con un techo impuesto desde el gobierno nacional del 15%, que se corresponde con la meta inflacionaria.  Aceiteros, gremio que ha alcanzado en los últimos años los valores porcentuales más altos, ha cerrado con un 15%.  Si calculamos el incremento del salario en base a las paritarias de este gremio; el aumento acumulado del salario con un 38% en el 2016, un 31.6% en 2017, y un 15% en este año; asciende a 108.85%.  Con este ejemplo, ponemos en perspectiva el incremento de las tarifas de servicios básicos versus las paritarias del mismo lapso de tiempo.  De esta manera, podemos apreciar que el incremento de las tarifas ha estado muy por encima de la suba acaecida sobre los salarios determinados por paritarias.  Esto aun tomando como valor de referencia al sector más favorecido por paritarias en este lapso de tiempo.  Si tomáramos a los sectores menos favorecidos en paritarias, en cuanto a crecimiento del salario nominal, las diferencias serían aún más amplias.

Gráfico N°2: Crecimiento acumulado de tarifas de servicios básicos, en comparación con paritarias gremio aceiteros, 2016-2018.


Fuente: Elaboración propia en base a datos de mercado.