“El trabajo forzoso es una forma moderna de esclavitud que actualmente vulnera los derechos de millones de personas en el mundo dado que replica un sistema de dependencia y de desigualdad que refiere a las situaciones en las que las personas afectadas, mujeres, hombres, niñas y niños, son obligadas a trabajar en contra de su voluntad, coaccionadas por sus patrones o empleadores mediante la acumulación de pagos adeudados, la retención de documentos de identidad, la amenaza de denuncias a autoridades policiales o de inmigración o el uso de violencia”, sostuvo Amor.
“En las grandes ciudades como Buenos Aires, la problemática del trabajo forzoso se relaciona en la mayoría de los casos con el trabajo informal y precario llevado a cabo en talleres textiles, que constituye una grave violación de los derechos humanos y una restricción a la libertad personal. Su eliminación requiere el compromiso de diversos actores tanto públicos como privados porque, al realizarse en domicilios particulares sin la habilitación correspondiente, es de muy difícil detección. En este sentido, desde la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires presentamos un proyecto de ley que consiste en garantizar las condiciones dignas de los trabajadores textiles, mediante la creación de un Registro de Talleres y Actividad Textil y de un sistema de etiquetado identificatorio para que el control se efectúe sobre las marcas textiles y no sobre los trabajadores”, subrayó el Defensor.
Por su parte, González destacó que “la Ciudad de Buenos Aires ha sido testigo de numerosos incendios en talleres clandestinos que tuvieron como consecuencia víctimas fatales. Según un mapa confeccionado en abril de 2015 por los vecinos, en la Ciudad de Buenos Aires hay casi 150 talleres clandestinos identificados solamente entre los barrios de Flores y Floresta. A través de las intervenciones de la Defensoría, generadas de oficio o por denuncias de los vecinos, nos queda claro que el trabajo precario e informal en talleres textiles es una práctica habitual y de difícil detección. En muchos casos, se desarrolla en domicilios particulares sin habilitación, lo que dificulta las tareas de fiscalización de la Dirección General de Protección del Trabajo y de la AgenciaGubernamental de Control”.
“Si bien actualmente el poder público en diferentes niveles dispone de medidas para el control y fiscalización de los talleres clandestinos, las políticas existentes no resultan suficientes para revertir las profundas causas del trabajo forzoso. Estas incluyen,
por ejemplo, la búsqueda de mejores condiciones de vida de personas en situación de pobreza y la reducción de costos de las empresas para competir en un mercado global dinámico. Su eliminación requiere el compromiso de diversos actores, públicos y privados. Algunas experiencias demuestran que existen alternativas válidas, como por ejemplo, las cooperativas de trabajo organizadas por los trabajadores anteriormente explotados. Desde la Defensoría del Pueblo consideramos que resulta imprescindible que existan rigurosas políticas de Estado tendientes a la regularización de todos los agentes económicos, para reducir desigualdades y optimizar las herramientas de control para desalentar toda práctica ilegal tendiente a vulnerar los derechos de los trabajadores”, puntualizó la Defensora del Pueblo adjunta.
Si sabés que en tu barrio hay un taller clandestino o conocés a algún trabajador que sea víctima, acercate a la Defensoría del Pueblo. No somos neutrales, estamos siempre del lado de los más vulnerables. Tenés quien te defienda.