Bandera Argentina

La Defensoría inauguró una sede en la Villa 21.24 de Barracas

“Abrimos una nueva sede aquí porque la institución tiene que estar presente donde viven los más vulnerables. Vamos a seguir ganando la calle para atender las necesidades de los vecinos allí donde se manifiestan", aseguró Alejandro Amor.

El Defensor del Pueblo porteño, Alejandro Amor, inauguró una nueva sede de la institución en la Villa 21.24 de Barracas “para seguir ganando la calle y atender las necesidades de los vecinos allí donde se manifiestan”. La flamante oficina se suma a las nueve sedes que la Defensoría ya tiene en Monserrat (Venezuela 842), Parque Patricios (Guaraní 242), Colegiales (Delgado 771 y Federico Lacroze 2751), Flores (Carabobo 84), la Terminal de Ómnibus de Retiro, la Terminal de Trenes de Constitución y la Villa 1.11.14 del Bajo Flores.
Estuvieron presentes Dante Sironi, secretario general de la Defensoría; Bárbara Rossen, subsecretaria de Derechos Urbanos, Espacio Público y Medio Ambiente; Juan Balestretti, subsecretario de Asuntos Institucionales; María Graciela García, subsecretaria de Derechos Humanos y Seguridad; Marcelo Achile, subsecretario de Deportes y Recreación; Federico Berardi, director del Programa Defensoría en Villas; María Elena Martino, de la Unidad de Programas Especiales de la Defensoría; Cristian Heredia, presidente de la Junta Vecinal del Barrio; y el Padre Toto, párroco de Nuestra Señora de los Milagros de Cacupé, una institución emblemática para el barrio. También participaron Pablo Madera, coordinador de la Mesa Interministerial del Barrio por el Ministerio de Trabajo de la Nación; Julián Axat, coordinador del Programa CAJ del Ministerio de Justicia de la Nación y personal del Ministerio de Cultura nacional.
“Abrimos una sede en la Villa 21.24 porque la institución tiene que estar presente donde viven los más vulnerables.La Defensoría del Pueblo nació y existe para hacerse cargo de los problemas de los vecinos de la Ciudad de Buenos Aires y constituirnos en la herramienta que les permita resolverlos, ése es nuestro compromiso y hacia ahí marchamos. Esta apertura es una nueva manifestación del compromiso asumido para llevar a la Defensoría a todos los barrios, a todas las villas y en todos los lugares donde los vecinos tengan una necesidad, un reclamo, un derecho vulnerado, propuesta o queja”, sostuvo Amor.
El Defensor también remarcó que “la lógica de la Defensoría es estar en el lugar donde se producen los problemas y la gente tiene necesidades. Tiene que quedar en claro que cuando se habla de integración de villas, es que el Estado tenga mayor presencia allí, porque para combatir el narcotráfico, darle lugar a los que no tienen trabajo, proteger a los chicos, contener a las personas que sufren violencia, tiene que haber presencia del Estado.
Amor precisó que en la Ciudad de Buenos Aires existen 200 mil personas que no tienen agua potable ni cloacas, y dijo que “eso no es un dato estadístico, es un derecho básico que hace a la vida de las personas. El primer factor para combatir las enfermedades es tener agua potable y cloacas, ése es el punto de partida para darle garantía de higiene plena a una familia, y eso es responsabilidad del Estado”.
“Yo aprendí de Jorge Bergoglio (Papa Francisco), que los dirigentes tenemos la obligación de asumir los conflictos y los problemas, pero para asumirlos y resolverlos, no para ignorarlos y mucho menos para profundizarlos”, finalizó el Defensor.
Por su parte, Cristian Heredia manifestó “estar muy contento por poder articular en ese espacio para poder llegar a la esperada integración urbana para ser parte de esta ciudad que nos tiene relegados”.
Asimismo, Pablo Madera dijo que “la llegada de la Defensoría en ese espacio Nacional en el que se acercan los servicios a los vecinos será un buen engranaje reclamar juntos por los vecinos y tratar de reconocerles más derechos”.
Finalmente, el padre Toto -que bendijo la sede- dijo que “esta inauguración de la Defensoría dentro de la Villa 21.24 es un paso más a que la presencia del Estado no sea un campamento dentro de la Villa, sino un lugar propio, afianzado y que llegue para quedarse”.