Durante por lo menos la última década se cerraron muchas estaciones de servicio en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En algunos casos fueron destinadas a negocios constructivo-inmobiliarios. En otros los predios fueron fueron a otras actividades, como lavaderos. Y otras se encuentran abandonadas, a modo de terrenos baldíos, o en ruinas.
A pesar de esta dinámica intensa y novedosa, el último censo oficial de estaciones de servicio del GCBA es de 2007. La CABA necesitaba actualizar ese estudio, para conocer el estado de situación, y ese trabajo fue realizado por la Defensoría del Pueblo porteña entre 2016 y 2019 con personal propio.
El conocimiento sobre las estaciones de servicio es importante porque son peligrosas. No solo porque pueden explotar o incendiarse sino, además, porque se trata de una actividad contaminante. Una estación de servicio en mal estado puede contaminar la napa que se encuentra bajo la ciudad o las construcciones vecinas.
Cuando se cierra una estación de servicio se puede estar generando un pasivo ambiental, que llegado el caso es un problema severo que padecerán todos los porteños y las futuras generaciones. El costo de sanear un pasivo ambiental por restos de hidrocarburos es altísimo.
Además este cambio intenso de las estaciones de servicio implica una transformación en el sistema de servicios de la ciudad y en su propia cultura, porque no se trata sólo de espacios donde se venden combustibles y se brindan otros servicios. Además se trata de lugares de encuentro que desde hace décadas caracterizan a la ciudad.
El censo realizado por la DPCBA da cuenta toda esta problemática. Ofrece un estado de situación actualizado, realizado de manera sistemática y profesional.