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Incendios en villas de la Ciudad

Como suele ocurrir durante los inviernos, y agravado por la situación de aislamiento social, preventivo y obligatorio en el marco de la pandemia por el Covid-19, en las últimas semanas se repitieron numerosos incendios en las villas.

Los incendios surgen, en la mayoría de los casos, asociados al problema del riesgo eléctrico con el que se vive en estos barrios, en los que el servicio de electricidad no se presta formalmente, donde los tendidos y las conexiones domiciliarias muchas veces son caseras y existen recurrentes saltos de tensión y cortes prolongados.

Asimismo, no suele funcionar el Plan Director de Emergencias para la Ciudad (Decreto 695/09), debido en parte a las características que presentan las villas y a las complejidades propias que se dan en sus dinámicas de funcionamiento. De esta manera, los servicios de bomberos, ambulancias y guardia de auxilio tienen mayores dificultades para poder ejercer el rol que se fija en dicho plan y en consecuencia son los propios vecinos quienes asisten a los damnificados durante y después del incidente.

A la mayor propensión a que se produzcan los incendios, por las particularidades de estos barrios –tales como el riesgo eléctrico, el uso de medios alternativos de iluminación o calefacción de las viviendas, el hacinamiento, la estrechez de las vías de circulación por los pasillos angostos, los escasos accesos para el ingreso en los barrios (que no siempre están mapeados)–, se agregan las dificultades para que los servicios de emergencia puedan circular y ejercer su función, por la presencia de carros, autos u otros materiales que obstaculizan el paso, por la carencia de señalización de bocas de agua e incluso por la falta de presión suficiente de agua para que los bomberos puedan actuar.

Por las razones detalladas, desde la Defensoría se atienden situaciones de este tipo, muchas de ellas graves, algunas con pérdidas de vidas humanas. A su vez, el conflicto excede el momento mismo del siniestro, donde se requiere que intervengan los bomberos, el SAME o la guardia de auxilio para apuntalar la vivienda incendiada, ya que una vez apagado el fuego en general los vecinos empiezan un largo camino de padecimientos.

Para la atención de estos siniestros suele sumarse la UGIS y el BAP, pero desde la Defensoría se trabaja fuertemente en los momentos posteriores al fuego, porque a partir de ahí los vecinos quedan más desprotegidos aún. Al no haber un abordaje integral de esta problemática, la Defensoría interviene para saber si las personas afectadas fueron asistidas, si es necesario orientarlas con la tramitación de documentación personal, si cuentan con una solución habitacional (cuando las viviendas quedan inhabitables), con medicación, con elementos básicos para la vida diaria y se les consulta si los niños están pudiendo asistir a la escuela.

Desde la institución se asesora a los vecinos y se interviene frente a las diversas dependencias del Gobierno porteño que deben actuar. Además, la Coordinación Operativa de Villas informa a las otras áreas de la Defensoría, quienes también trabajan en el acompañamiento de la emergencia y asisten psicológicamente a los damnificados.