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Homenaje de la Defensoría a Martín Sosa

Recordamos a nuestro compañero, un histórico de la institución que trabajó en ella desde los tiempos de la Controladuría General Comunal. Un buen tipo, siempre correcto, siempre amable, siempre trabajador. Y, por sobre todas las cosas, una gran persona.

Lamentamos el fallecimiento de Martín Sosa, un histórico de la institución que trabajó en ella desde los tiempos de la Controladuría General Comunal, allá por los años 90. Se fue un buen tipo, siempre correcto, siempre amable, siempre trabajador. Y, por sobre todas las cosas, una gran persona. Por eso, queremos recordarlo con esta entrevista que le realizara en 2013 el entonces Servicio de Preparación y Acompañamiento para la Jubilación de la Unidad de Derechos Laborales y Salud Ocupacional de la Dirección General de Organización Institucional y Laboral de la Defensoría.
Historias de la Defensoría en primera persona: Martín Sosa
En el marco del Servicio de Preparación y Acompañamiento para la Jubilación empezamos a entrevistar a algunas de las personas de más edad que trabajan en la Defensoría. Varias de ellas se desempeñan en el organismo desde hace muchos años y pueden contarnos –a través del relato de su propia vida laboral– una parte de la historia de la Defensoría a los más nuevitos.
Para empezar, decidimos entrevistar a Martín Sosa, que trabaja en el Área de Orientación y Atención al Vecino. Nos encontramos con Martín el viernes 9 de agosto a la tarde. Empezamos el encuentro pidiéndole que nos hablara un poco de su historia en la Defensoría. Martín empezó a trabajar en el organismo a principios del año 1992 , cuando éste era la Controladuría General Comunal y se encontraba en la Av. Belgrano 1876. Como había sido personal de seguridad de la Prefectura durante 25 años, comenzó trabajando en el servicio de seguridad. «Además, subía y bajaba coches». Según cuenta, «en el lugar había capacidad para 10 coches, pero me daban como 15, venían y me los dejaban…», se ríe. «Y yo siempre lo solucioné».
«Éramos unas 40 personas. Y mi compañero era Robertito, el portero del edificio, conocido por todos. La pasaba bien». «Después nos vinimos para acá, para Venezuela. Yo seguí trabajando en la seguridad por un tiempo. Hasta que pasé a una oficina. Entonces pasé de trabajar 10 horas, a trabajar de 8 a 15. Por eso, el primer día, cuando volví a mi casa temprano, mi mujer me preguntó: «¿qué pasó, te echaron?».
Martín recuerda con alegría las fiestas de fin de año. Y cuenta que una esas fiestas se extendió mucho, que nadie se iba. Ya eran las diez de la noche y la gente seguía festejando. Martín tenía que haberse ido a las 20, pero esperó hasta las 22 en la puerta. Pero como la fiesta seguía y no parecía que fuera a terminar pronto, le avisó a
su jefa, y se fue para su casa. Por entonces, el ingreso tenía una puerta y una reja. La gente entraba y salía. Pero la puerta se abría desde afuera, solamente con llave. Y a eso de las dos de la mañana, una mujer salió y quedó encerrada como por media hora entre la puerta y la reja. Martín sonríe y dice: «¡se acordó de toda mi familia! Y creo que hoy la señora es una diputada».
«He visto pasar mucha gente… Hoy soy encargado de papeles en Orientación y Atención al Vecino. Somos una familia, en mi grupo actual somos muy unidos. Tratamos de ayudarnos entre todos. Aunque hay momentos… Pero siempre tratamos de mantener el buen clima. Es que atendemos personas que entran buscando una solución a sus problema, y a veces no entienden que la solución no esté a nuestro alcance. Nos dicen, «¿y ustedes para qué están?» Por eso, entre nosotros nos cuidamos, y atendemos bien al que viene, todas personas que ya llegan con algún problema».
«A mi me gusta mi trabajo. Entro a las 9 . Pero a las 8,30 ya suelo estar, me voy preparando… Mi mujer me dice que a mí la Defensoría me hace bien, que cuando voy a la Defensoría, estoy 0 km.» «¿Qué le diría a un trabajador nuevo que entra a la Defensoría?» «Que lo felicito porestar acá», dice Martín, «por ser un compañero más, que… ¡bienvenido!». Ya cerrando el encuentro, le preguntamos a Martín si sabe por qué lo elegimos para la entrevista. Y le contamos que fue porque nos dijeron que «a Martín lo quieren todos».
¡Hasta siempre Martín!
Martín Sosa