Son llamativamente frecuentes las noticias sobre cómo en el ámbito digital suceden hechos que de uno u otro modo dañan la vida de los niños y niñas. Situaciones de ciberacoso, grooming o adicción a las pantallas se dan en paralelo con que los niños/as son solventes en el manejo de la tecnología y que saben más que las personas mayores porque se trata de “nativos digitales”. Según señala Giorgelli, éste es un concepto engañoso o al menos incompleto, ya que si bien es cierto que los chicos/as son hábiles en el manejo de aparatos tecnológicos, también la realidad indica que no están completamente preparados/as desde lo intelectual y emocional para enfrentar situaciones anómalas, problemáticas o para limitar su uso.
Mediante el Programa “Conectate Seguro” del CPDP se realizaron una serie de encuestas exploratorias con respecto al uso y comportamiento en el entorno virtual de niñas y niños de sexto y séptimo grado de la Ciudad. De ahí surgieron datos que reafirman el ideario dominante: el uso de internet es cotidiano y en su mayoría con fines recreativos, la mayoría tenía celular propio (88%) y casi siete de cada diez niños/as señalaban haberlo obtenido entre los nueve y once años de edad. A su vez, casi el 80% expresaba que poseía una computadora o tablet propia. Sin embargo, en cuanto a la “percepción de riesgos” la mitad indicaba que sí los había adevertido mientras que la otra parte decía que no. Cabe destacar también que, en un estudio anterior, cuando se les preguntó si tuvieron alguna vivencia negativa en la redes respondieron que sí, preponderantemente sobre el acceso a imágenes sexuales y casos de Ciberbullying (Fuentes https://cpdp.defensoria.org.ar/wp-content/uploads/sites/5/2018/09/Uso-de-dispositivos-Moviles-Informe-Final-1-1.pdf y https://cpdp.defensoria.org.ar/wp-content/uploads/sites/5/2017/10/Informe-Usos-de-dispositivos-y-redes-sociales.pdf ).
El entorno virtual abre espacios y canales para vivir, crecer y compartir, así quedó demostrado en la pandemia donde los niños/as a través de la tecnología estudiaron, se dispersaron y se relacionaron, pero es fundamental en este punto la contención de los adultos quienes deben acompañarlos/as en el uso de las tecnologías, estar presentes y brindarles información. En tanto, es necesario trabajar desde los Estados para lograr una legislación acorde a los nuevos tiempos, para esencialmente lograr la actualización de una normativa que tienda a la protección específica de los datos personales, la privacidad y la educación digital en especial de este grupo etario, dado que pueden ser menos conscientes de las amenazas, peligros y sus consecuencias. Esa legislación además debiera tener un carácter regional para que pueda ser oponible con eficacia al carácter global que tienen las redes sociales. Finalmente, no hay dudas de que la sanidad de estas circunstancias depende de un sincero compromiso por parte de las empresas de tecnología que hoy en día sólo tienen su norte en la monetización de las vidas de las personas y su privacidad.
