Implica también enfrentarse al delito, apartarse del desenfreno que implica la riqueza malhabida. Por lo tanto, concebir a la política como un indeclinable ejercicio de responsabilidad cívica y al poder como un atributo siempre sujeto a la Ley. Si ella no existiera sólo seríamos esclavos a disposición de las ambiciones sin límite de quienes gobiernan.
Alberto Nisman supo ser un fiel representante del Estado de Derecho, y encaró responsablemente las mejores expectativas para que la sociedad argentina conociera la verdad en una Argentina oscurecida por el encubrimiento y la distorsión de lo que debería saberse.
Y en esa misión, se jugó la vida y la perdió.
No podemos continuar como sociedad civilizada si este crimen nos lleva por delante: sin costo alguno, sin culpables, sin responsables. Todo lo cual significaría escupir sobre la verdad, la justicia, la ética y por fin la República. ¿Vamos a permitir que el tiempo pase y que también se diluya la sangre de esta muerte? ¿Tan banales somos, que también vamos a dejar impune este asesinato de Estado?
El fiscal murió en el intento de echar luz sobre la oscuridad. Una oscuridad que cae sobre nosotros desde hace mucho. Es la forma más siniestra para que el mayor atentado en la historia de nuestro país, se cobre una víctima más.
Hoy, sus familiares y nosotros nos unimos como deudos a todos aquellos que ya nos interpelaban y que pasaron a ser los semblantes del dolor y del RECLAMO DE JUSTICIA: los compatriotas asesinados el 18 de julio de 1994.
Esta Adjuntía estará presente hoy en el homenaje al Fiscal en plaza Alemania a las 18:30 hs.
Oscar Zago
Defensor del Pueblo Adjunto de la Ciudad de Buenos Aires
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