El Dengue es una enfermedad viral transmitida por la picadura de las hembras del mosquito Aedes aegypti.Es similar a la gripe. Sus síntomas son fiebre elevada acompañada de dos de los síntomas siguientes: dolor de cabeza muy intenso, dolor detrás de los globos oculares, dolores musculares y articulares, náuseas, vómitos, agrandamiento de ganglios linfáticos o sarpullido. El dengue grave es potencialmente mortal, pero la detección oportuna y el acceso a la asistencia médica disminuyen las tasas de mortalidad por debajo del 1%.
El Dengue es una enfermedad típicamente ambiental que está, o que debería estar, en el centro de las preocupaciones en materia de salud pública en nuestro país en general y la Ciudad de Buenos Aires en particular. Sólo la emergencia sanitaria provocada por el COVID-19 pudo postergar al menos momentáneamente una crisis sanitaria tan severa.
El incremento en las variaciones de las temperaturas medias y de las precipitaciones extremas explican sólo una parte del problema. Además es necesario considerar que este mosquito se adaptó al entorno urbano, en donde aumenta el riesgo de contraer la enfermedad, no solo por la mayor densidad de habitantes, sino además debido al debilitamiento de las políticas de salud publica como resultado de privatizaciones, desinversión, subejecución presupuestaria y limitaciones de las políticas publicas sociales.
Es inminente la llegada de la temporada en la cual se desata la expansión del Aedes aegypti. Es necesario, entonces, que a la brevedad el Gobierno porteño retome las políticas de prevención para impedir un nuevo brote de dengue en nuestra ciudad. La pandemia con motivo del virus COVID-19 impone inéditas exigencias al sistema de salud; un nuevo brote de dengue agravará el problema.