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Día Mundial de las Hepatitis: el mensaje de la Defensoría

Se conmemora todos los 28 de julio. De acuerdo a informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), las hepatitis B y C representan un gran desafío para la salud pública de los países. 325 millones de personas en el mundo están afectadas por esta enfermedad, que puede derivar en cirrosis y cáncer de hígado.

El 60% de los casos de cáncer hepático se deben a diagnósticos y tratamientos tardíos por falta de acceso a las pruebas y por falta de cobertura.

Por eso, el lema de la campaña mundial de 2018 de la OMS es «Hepatitis. Es hora de diagnosticar, tratar y curar». La intención es apoyar la expansión de los servicios de prevención, pruebas, tratamiento y atención de la hepatitis, promover la cobertura universal de salud para garantizar el acceso a diagnósticos y tratamientos y mejorar el financiamiento de los programas.

¿Qué es la hepatitis?

Es una inflamación del hígado, que es un órgano vital, ya que procesa los nutrientes que consumimos, cumple una función desintoxicante y de síntesis de proteínas. Cuando esta inflamación sucede, afecta la función hepática.

Usualmente, la hepatitis es provocada por un virus. Entre los tipos más comunes de hepatitis virales están la hepatitis A, la B y la C.

También pueden causarla: el consumo excesivo de alcohol, ciertos medicamentos y toxinas.

¿Cuáles son los síntomas?

Varían según el virus de que se trate y según la persona.

Las personas infectadas con el virus de la hepatitis A pueden experimentar fiebre, malestar, pérdida del apetito, diarrea, náuseas, ictericia (coloración amarrillenta en piel, ojos y mucosas), coloración oscura en la orina y heces más claras. Los menores de 6 años pueden no presentar signos evidentes; en cambio, los adultos desarrollan síntomas con más frecuencia. La gravedad de la enfermedad aumenta con la edad. No causa hepatopatía crónica: la gran mayoría de pacientes con hepatitis A se recupera totalmente y adquiere inmunidad de por vida. En una pequeña porción de casos puede producir síntomas debilitantes o insuficiencia hepática aguda. A veces, la hepatitis A puede recidivar: esto sucede cuando la persona que acaba de recuperarse vuelve a enfermar.

En el caso de las hepatitis B y C, muchas personas infectadas no presentan síntomas y no saben que lo están. Otras, pueden experimentar síntomas leves parecidos a una gripe con fiebre, cansancio, vómitos.

En las formas crónicas, los signos pueden tardar hasta 30 años en aparecer. De esta forma, la enfermedad puede pasar inadvertida, pero va dañando el hígado a lo largo del tiempo, pudiendo desarrollar cirrosis o cáncer hepático. En estos casos, cuando los síntomas aparecen se trata de una enfermedad avanzada. En los cuadros más severos, podrá requerirse un trasplante.

Los síntomas, tanto de las formas agudas como crónicas de hepatitis C o B son similares a los de la hepatitis A. También puede aparecer dolor del lado derecho del abdomen superior que puede expandirse hacia la espalda, sangrado digestivo, dolor y distensión abdominal.

Para diagnosticar cualquier hepatitis viral es necesario realizarse un análisis de sangre específico, que no es de rutina.

¿Cómo se transmite?

El virus de la hepatitis A (VHA) se transmite por vía fecal-oral, es decir, cuando una persona no infectada (y no vacunada) bebe agua o alimentos contaminados con materia fecal de personas infectadas por el virus (p.e: verduras de hoja o frutas mal lavadas o lavadas con agua no segura) y/o por contacto directo y prolongado con ellas. Esta forma de hepatitis aguda se asocia a la falta de agua potable y segura, a malas condiciones higiénicas (p.e: manos sucias) y de saneamiento.

El virus de la hepatitis B (VH se transmite por contacto con sangre o fluidos genitales de una persona infectada. Esto sucede al compartir jeringas, agujas, o elementos cortopunzantes y a través de relaciones sexuales (orales, vaginales y anales) sin el uso de preservativo. La Hepatitis B es una ITS (Infección de Transmisión Sexual). Otra forma de transmisión es la vía madre – hijo durante el parto (transmisión perinatal).

El virus de la hepatitis C (VHC) se transmite por exposición con sangre contaminada a través de transfusiones de sangre, inyecciones con instrumentos contaminados, compartir agujas o elementos cortopunzantes. La transmisión sexual o la que ocurre durante el embarazo y el parto son muy poco frecuentes, pero también puede suceder.

¿Cómo prevenir las hepatitis virales?

La prevención y la detección temprana son las claves.

– Hacete un análisis de sangre. Aunque la persona no tenga síntomas, los virus de las hepatitis pueden detectarse en la sangre. Conocer el diagnóstico y tratar tempranamente las hepatitis C y B, previene el riesgo de cirrosis, insuficiencia hepática y cáncer de hígado.

– Vacunate. Es la mejor manera de reducir el riesgo de infectarse. Existen vacunas seguras y eficaces para la hepatitis A y para la hepatitis B que están incluidas en el Calendario Nacional de Vacunación desde el 2003. (No existen vacunas para la hepatitis C, pero puede prevenirse). La vacunación es gratuita y obligatoria para todos los/as niños/as. También algunos/as adultos/as deben vacunarse, especialmente quienes por su trabajo (maestros/as de jardines maternales, personal sanitario, gastronómico, que realice tareas de saneamiento), sus hábitos personales (usuarios/as de drogas endovenosas, viajeros/as a zonas endémicas) o razones de salud (pacientes con hepatopatía crónica, en hemodiálisis o que reciben transfusiones) puedan entrar en contacto con el virus de la hepatitis o transmitirlo. En caso de embarazo, es preciso realizarse estudios de detección para evitar la transmisión del virus de la hepatitis al bebé durante el parto.

– Usá preservativo y/o campo de látex en todas tus relaciones sexuales, y desde el inicio.

– Evitá compartir agujas, jeringas o elementos cortopunzantes (ej: hojitas de afeitar).

– Exigí el uso de materiales descartables o esterilizados al hacerse tatuajes, piercings o implantes.

– Lavate las manos con frecuencia, especialmente después de ir al baño y antes de manipular alimentos o cocinar. Mantené la higiene personal y del hogar.

Desde 2012, la República Argentina cuenta con el Programa Nacional de Control de las Hepatitis Virales, que depende del Ministerio de Salud de la Nación. Tiene a su cargo las políticas de promoción, prevención, capacitación y la provisión de los recursos necesarios para el diagnóstico, el seguimiento y el tratamiento de las hepatitis virales.

Las vacunas para la hepatitis A y B se encuentran incluidas en el Calendario Nacional de Vacunación. Son gratuitas.

Para mayor información y orientación acerca de las hepatitis virales podés comunicarte al 0800-333-3444. Es la Línea Salud Responde. Depende de la Dirección de SIDA, ETS, Hepatitis y Tuberculosis del Ministerio de Salud de la Nación. Tu llamada es gratuita, confidencial y anónima.  Podés hacer una consulta o vacunarte en el hospital o centro de salud más cercano a tu domicilio.

Hacé click acá y encontrá el listado de establecimientos públicos en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

En Argentina, toda la población tiene garantizado el acceso gratuito a los tratamientos.