Bandera Argentina
DPI-1780137

Día Mundial de la Salud Mental: El mensaje de la Defensoría

Desde una concepción integral la salud mental es entendida como uno de los componentes esenciales para la vida humana, junto con la salud física y el funcionamiento social.

Abarca el bienestar subjetivo, la percepción de la propia eficacia, la autonomía y componentes personales, la dependencia intergeneracional y la autorrealización de las capacidades intelectuales y emocionales. Cabe admitir que el concepto de salud mental es más amplio que la simple ausencia de síntomas psíquicos (OMS, 2001).

El artículo 3 de la ley nacional 26657 reconoce a la salud mental como «un proceso determinado por componentes históricos, socio económicos, culturales, biológicos y psicológicos, cuya preservación y mejoramiento implica una dinámica de construcción social vinculada a la concreción de los derechos humanos y sociales de toda persona». 

Esa norma regula la protección de los derechos de las personas con padecimiento mental. Su sanción marca la implementación de una política  pública en el campo de la salud mental basada en un enfoque transversal de derechos humanos.

El Día Mundial de la Salud Mental se conmemora con el objeto de concientizar sobre diferentes padecimientos. Año a año se focaliza en la identificación, tratamiento y prevención de alguno de ellos. En 2019 el énfasis estuvo puesto en la prevención del suicidio.

Este año la conmemoración llega en un momento particular, donde nuestras vidas se han visto completamente modificadas por la pandemia de COVID-19, que nos impuso el desafío de acomodarnos a “una nueva realidad”.

A algunos les significa el miedo permanente a contraer la enfermedad y llevarla a casa (personal de la salud), transitar la pérdida de un ser querido al que no se ha podido acompañar, la falta de contacto con los seres queridos, a otros el enorme desafío de subsistir económicamente, a los jóvenes una nueva modalidad de enseñanza, a distancia, que implica un contacto poco frecuente con docentes y compañeros. Para los adultos adecuarse al teletrabajo con todas las vicisitudes que conlleva, se vuelven difusas las barreras entre el trabajo y la familia, lo que puede incidir en el inicio o aumento de conflictos vinculares y familiares.

Todas estas modificaciones en los diferentes planos y momentos evolutivos de la vida traen aparejados la aparición de diferentes síntomas que recubren un padecimiento, miedo,  angustia, ansiedad, estrés, agotamiento, insomnio, entre otros.

Para algunas personas será novedoso el registro de esta sintomatología, para otras, cuyo padecimiento era previo a la pandemia, el aislamiento le significa un reforzamiento de la sintomatología y una exacerbación del padecimiento.

Por eso, resulta oportuno reflexionar sobre aquellos prejuicios hacia personas que tienen un padecimiento crónico: es necesario poder ser empáticos, comprender que tener un padecimiento no significa ser peligroso, aunque a veces puede significar exponer/se a situaciones de riesgo. El peligro se define desde una posición individualizante y unívoca, quedando la identidad del sujeto ligada a partir de su trastorno o sufrimiento. El riesgo contempla la relación dialéctica entre sujeto y entorno, entre particularidades y determinantes universales, dando de este modo primacía a la singularidad en la constitución subjetiva de las personas con padecimiento mental.

Al hablarse de riesgo cierto se debe entender como la existencia de circunstancias graves que amenacen o causes perjuicio a la vida, la integridad física de sí mismo o de otras personas. De bienes propios o ajenos, en su totalidad o en parte.

Cuando nos referimos a ser empáticos, es decir a ponerse en el lugar del otro, de aquel que padece, se apunta a la inclusión, muchas veces se ve la segregación del “loco” tanto en el ámbito laboral, entendiendo al que tiene un trastorno como alguien imposibilitado, como en el ámbito educativo y el social, sin comprender que ello genera un reforzamiento del padecimiento.

Según la Organización Mundial de la Salud, una de cada cuatro personas que vive en las grandes ciudades necesita o necesitará apoyo psicológico durante su vida. La salud mental no es cosa de locos, es cosa de todos. Y en este contexto tan adverso se espera un incremento en la necesidad de apoyo psicosocial y en materia de salud mental en los próximos meses y años. Es por ello que la conmemoración este año está enfocada en la recaudación de fondos para el fortalecimiento de las políticas destinadas a la Salud Mental.