En el año 2001, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) aprobó la Declaración Universal sobre la Diversidad Cultural. Y, en diciembre de 2002, la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció el 21 de mayo como el Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo, con el objetivo de apoyar la importancia del diálogo intercultural y la inclusión, así como reducir la polarización y los estereotipos para mejorar el entendimiento y la cooperación entre las diferentes culturas.
La jornada ofrece una oportunidad para reflexionar sobre los valores de la convivencia en la diversidad cultural, del respeto a las diferentes culturas, las libertades y los derechos humanos ya que, como señala la UNESCO, «nuestra diversidad cultural es patrimonio común de la humanidad. Es una fuente de renovación de las ideas y las sociedades que nos permite abrirnos a los demás y concebir nuevas formas de pensar. Esta diversidad es una oportunidad para la paz y el desarrollo sostenible».
La Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires instituyó, mediante la ley 1697, el 21 de mayo de cada año como “Día de la Diversidad Cultural” en coincidencia con la conmemoración declarada por la Asamblea General de las Naciones Unidas.
En este contexto de pandemia por COVID-19, miles de millones de personas recurren a la cultura como fuente de bienestar, conexión con el mundo y fuente de consuelo ante las desgracias que nos tocan atravesar. Es fundamental que existan expresiones de diversidad cultural para lograr una convivencia armónica, igualdad de oportunidades para todos los pueblos.