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Día Mundial de Internet: su historial y las deudas pendientes

A propósito de la conmemoración establecida en 2005 durante la Segunda Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información, el titular del Centro de Protección de Datos Personales de la Defensoría, Eduardo Peduto, reflexiona sobre los avances en materia de accesibilidad y políticas públicas.

En 2005, en el marco de la Segunda Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información en Túnez, se propuso conmemorar el 17 de mayo como el Día Mundial de Internet. No obstante, la Asociación de Usuarios de Internet e Internet Society había sido quien, poco tiempo antes, comenzó a celebrarlo en España, lo que provocó la convocatoria a una cumbre. Aquí en Argentina empezó a celebrarse a partir de 2007.

Ahora bien, cabe preguntarnos ¿cuándo nace Internet y cuántas etapas podemos distinguir en su desarrollo hasta nuestros días?

Durante sus primeros años, Internet se desarrolló gracias a los esfuerzos entrelazados, pero independientes, de varios sectores en Estados Unidos. Originada durante la “Guerra Fría”, es financiada por el sector militar estadounidense.

1969 es el año en que ARPANET, una red de investigación formada por cuatro universidades conectadas entre sí, con el objetivo de un mejor y más rápido acceso a datos, realizó su primera conexión y se convirtió en la base de Internet. En términos técnicos, para contar la historia de Internet hay tres hitos en la evolución de la tecnología que permitieron llegar a Internet tal como lo conocemos hoy:

Década del 60: la invención de la conmutación de paquetes que facilita el envío de paquetes de datos.

Década del 80: el desarrollo del protocolo TCP/IP que permite que los dispositivos hablen el mismo idioma.

Década del 90: se inventó el HTML (lenguaje estándar para crear sitios web) y el HTTP (que permite la comunicación de los navegadores y servidores web), que sentaron las bases para la World Wide Web (www).

Su impacto en el imaginario social y las mutaciones sufridas.

Efectivamente aquello que en sus comienzos se planteó como un avance y profundización en la democratización del conocimiento y la información fue mutando de manera vertiginosa y en profundidad para transformarse en un instrumento y en una herramienta de concentración de información en muy pocas manos. Este curso de acción es ampliamente explicado y reconocido por importantes programadores y analistas de estas primeras fases del desarrollo de Internet y de las redes. Este fenómeno de concentración, como ocurre con muchas otras actividades humanas, ha distorsionado notablemente las virtudes originales de Internet. Entre ellas, la más destacable, la podemos observar en el campo de los derechos humanos.

Derechos humanos en Internet

Resulta harto evidente que, en el contexto actual la mayoría de los procesos de la vida cotidiana están mediados por Internet. Las actividades comerciales, el ocio y entretenimiento, la investigación y el estudio adquieren otras dimensiones a partir del uso masivo de esta red de redes. Y si hablamos de esta universalidad alcanzada no podemos soslayar el impacto manifiesto que se puede observar en el campo de los derechos humanos. Porque, así como con un uso adecuado, transparente y de accesibilidad tanto para su difusión como para la accesibilidad a sus contenidos ofrece oportunidades sin precedentes para su desarrollo es dable constatar una creciente corriente negacionista a estos derechos con una profusa e incontrolada difusión. Desconociendo de manera intencionada que los derechos humanos son inherentes a toda persona, universales, inalienables e indivisibles y como tales deben ser garantizados siempre. Esto significa que tampoco puede haber una división entre el plano online -lo digital- y offline -lo analógico – cuando se trata de los derechos de las personas. Internet debe ser un espacio que garantice y ofrezca oportunidades para el desarrollo de los derechos humanos.

¿Por qué es importante la protección de datos personales en Internet?

Desde esa perspectiva cabe resaltar el papel que desempeña la protección de datos personales. Datos en cuya esencia se halla el respeto inclaudicable a la privacidad e intimidad de las personas. Atributos que son derechos garantizados en nuestro país por diversas leyes, la Constitución Nacional y tratados de derechos humanos. Y que nuestra Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires considera como inescindibles de la dignidad humana, pilar axiológico sobre el que se construye ese edificio inacabado e inacabable que son los derechos humanos.

Es en ese marco que, de manera indubitable, estos derechos también deben ser respetados en Internet. Ampliando lo que ya señalamos sobre las etapas de evolución de Internet remarcamos que en sus comienzos se utilizaba, básicamente, para buscar información y para enviar y recibir correos electrónicos. No mucho después, el uso de blogs, el pago de cuentas online, la oportunidad de subir fotos y compartir información personal en redes sociales, se volvió esencial para su desarrollo. Esta posibilidad de publicar y hacer circular contenido de todo tipo generó un verdadero cambio en las prácticas sociales y, por supuesto, en la protección de datos personales. Prácticas que, como veremos a continuación, han sufrido un fuerte impacto en las actuales circunstancias. Sin embargo, como veremos a continuación, esta protección y su ejercicio tan sólo son posibles, paradojalmente, si previamente están dadas las condiciones para que estos datos circulen en estas TICs.

La pandemia y sus efectos directos

Aquello que era observable en la última década alcanzó un vértigo y una expansión multidimensional como consecuencia de la irrupción a nivel mundial de la pandemia de COVID 19. Llegando a todos los ámbitos de la actividad humana, en muchos casos de manera abrupta e insospechada, y que ha llevado a que se instale en el imaginario social que nada se puede hacer ni realizar ni crear ni pensar si no es a través de la conexión a Internet y a las redes. Es de tal magnitud el fenómeno que ha hecho emerger algo que sólo en ámbitos especializados era abordado: la brecha digital.

¿Qué decimos cuando nos referimos a la brecha digital? Se refiere a un acceso y a una distribución inequitativa, entre grupos sociales,  del uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) entre grupos sociales. Una accesibilidad y una distribución desigual que es constatable hacia el interior de nuestras sociedades así como entre diferentes naciones.

En nuestro país es un rasgo que adquiere una dimensión considerable y que comprende a millones de personas que o carecen de los recursos tecnológicos (laptop, notebook, pc o celulares aptos) y, cuando lo disponen, se enfrentan a las dificultades o imposibilidades absolutas de conectividad ya sea porque el ancho de banda de que disponen los transforma en herramientas de muy baja utilidad o bien, pero aún, se ven absolutamente imposibilitados de cualquier tipo de acceso. Esto es absolutamente evidente en el plano de la educación a distancia que hace mucho más vulnerables a los ya vulnerados y que refuerza su exclusión social.

No podemos soslayar la correcta decisión nacional de declarar servicios esenciales y como derecho humano el acceso a Internet y a la telefonía celular. Sin embargo, para que esto se plasme de manera concreta y efectiva se hace necesario por parte del Estado Nacional, de las provincias y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el desarrollo de políticas públicas que garanticen los dos aspectos: la disponibilidad de las herramientas que permitan la accesibilidad y el tendido de redes gratuitas que faciliten la conectividad. En tal sentido es fundamental la ampliación y profundización de lo que se viene realizando desde ARSAT.

Si todo esto se plasma, en los próximos 17 de mayo podremos celebrar el Dia Mundial de Internet resaltando que nuestro país sigue avanzando, de manera sólida, en la construcción de ciudadanía.

Eduardo Peduto
Centro de Protección de Datos Personales
Defensoría del Pueblo de la CABA