El 12 de junio de cada año tenemos la oportunidad de fomentar y coordinar las iniciativas de los gobiernos, las organizaciones empresariales, los sindicatos, la sociedad civil, los medios de comunicación y muchos otros actores locales, como escuelas y municipios en la lucha contra el trabajo infantil.
El trabajo infantil siempre tiene efectos negativos en la vida de los niños y niñas porque afecta su desarrollo físico y mental, su salud y su vida misma si éste es peligroso o se realiza en jornadas muy largas. Es preciso redoblar los esfuerzos y el desarrollo de las políticas públicas para evitar la mendicidad de los niños y sus familias, el trabajo ambulante que en sus distintas formas involucra a numerosos grupos de niños, niñas y adolescentes.
En las metas de la Agenda 2030 de Naciones Unidas se han planteado objetivos concretos vinculados a la educación y la salud, la igualdad de género y la violencia contra la mujer, el trabajo infantil, la erradicación de la pobreza, el acceso a la Justicia y la existencia de instituciones responsables e inclusivas, todos ellos ayudarán a reducir el riesgo de violencia en la vida de los niños y a ofrecer respuestas eficaces a los niños víctimas.
Desde la Defensoría del Pueblo de la Ciudad y el Programa de Niñez, Adolescencia y Género de la institución ratificamos el compromiso y la tarea profesional destinada a lograr el pleno acceso de niños y niñas al conjunto de sus derechos, y en especial erradicar todas las formas de violencias que los atraviesen, entendiendo que el trabajo infantil genera daños e impide un desarrollo educativo en plenitud.