El trabajo infantil constituye un problema gravísimo en todo el orden mundial. Los foros internacionales denuncian la existencia de 215 millones de niños y niñas que realizan trabajos y tareas que los alejan de sus derechos elementales como la educación, la salud, la recreación y la convivencia familiar.
Nuestro país ha recorrido un importante camino de avances en la materia después del derrumbe del Estado y la crisis de 2001 y 2002 cuando todos los indicadores sociales incluyendo el trabajo infantil se agudizaron y crecieron negativamente, a través de la adopción de medidas legislativas y de políticas públicas tendientes a la reducción y eliminación del trabajo infantil.
En particular las Encuestas Nacionales de niños niñas y adolescentes de 2004 y los años siguientes, organizadas por el Ministerio de Trabajo de la Nación y el INDEC, permitieron medir la magnitud del problema -especialmente grave en el área rural- y luego evaluar y monitorear su descenso a partir de los controles y acciones realizadas por los poderes del Estado y la comunidad.
La Asignación Universal por Hijo, el Plan Progresar y otro conjunto de programas sociales y locales como Ciudadanía Porteña han puesto en sintonía herramientas imprescindibles para lograr la inclusión social y educativa del conjunto de niños, niñas, adolescentes y jóvenes a través de la educación obligatoria desde el nivel inicial, pasando por la escolaridad primaria y la secundaria completa.
La sanción de la ley 26.390 elevó a partir del 25 de mayo de 2010 la edad mínima de ingreso al trabajo a los 16 años, normativa que se complementa con los programas sociales y educativos mencionados anteriormente.
En este marco, corresponde destacar que la legislación vigente en materia de niñez se ha manifestado acerca de esta problemática. En particular, la ley 937 de la CABA establece la prohibición del trabajo infantil. En su artículo 4 dispone que: “(…) la autoridad de aplicación utiliza, además, la información proveniente de las Defensorías creadas por la Ley Nº 114, la Policía del Trabajo, las Secretarías de Desarrollo Social, Salud y Educación dependientes del Gobierno de la Ciudad, la Encuesta Permanente de Hogares y cualquier otra fuente que considere pertinente”.
Por su parte, la Ley 114 de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes regula en su artículo 32 el derecho a la no explotación: “Las niñas y los niños tienen derecho a no trabajar. Las personas mayores de catorce años pueden hacerlo conforme a las modalidades establecidas en la legislación vigente”.
El lugar de los niños y niñas es la familia, es la escuela, es la plaza y el club del barrio. Su única tarea debe ser la educación entendida como derecho social fundamental, junto con la recreación, el juego y los deportes. Restarle energía y horas de atención al estudio y al juego tienen un impacto negativo para la salud y el crecimiento de los niños y niñas, y de prolongarse en el tiempo, puede causar daños graves en su desarrollo.
El trabajo infantil esta íntimamente ligado a la pobreza, a la exclusión y a la falta de formación adecuada de padres, madres u otros familiares. A veces constituye una de las expresiones más graves del abuso y el maltrato hacia los niños y las niñas.
Por ello desde la Defensoría del Pueblo incluimos la lucha contra el trabajo infantil dentro de nuestros ejes prioritarios y en el seguimiento y monitoreo de las políticas públicas de la Ciudad. En este punto corresponde destacar que durante 2014 firmamos un convenio con el Hospital de Pediatría Juan P. Garrahan para la asistencia interinstitucional recíproca entre ambas partes en temas de interés mutuo, el desarrollo de planes de trabajo y cooperación pronta y eficaz que se originen en problemas comunes o que surjan de temas específicos, como así también para contribuir con la asistencia técnica y educativa necesaria para colaborar en el desarrollo de las instituciones y en el fortalecimiento de los recursos técnicos de las partes. Con este convenio, las instituciones realizarán conjuntamente campañas contra el trabajo esclavo y la explotación sexual infantil, entre otras temáticas.
Así es que en 2015 acompañamos la consigna de Naciones Unidas
¡No al trabajo infantil, sí a una educación de calidad!