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Día Internacional de la Mujer: Ni princesas ni cenicientas, mujeres con derechos

El 8 de marzo es el Día Internacional de la Mujer, una fecha que conmemora la lucha de las mujeres por su participación, en pie de igualdad con los hombres, en los distintos ámbitos de la sociedad. En cambio, los medios de comunicación -a través de publicidades y noticias, entre otros discursos-, suelen tomar la efeméride como una excusa para vender cualquier tipo de productos y reproducir estereotipos que contradicen su significado fundamental: la defensa de los derechos de las mujeres.

Por esto, el Centro de Atención en Niñez, Adolescencia, Género y Diversidad de la Defensoría del Pueblo propone a las empresas en general y, en particular, a las periodísticas y publicitarias, buenas prácticas para una comunicación no sexista e igualitaria (*):
1. Recordar el origen de esta efeméride al momento de la producción de cualquier pieza comunicacional. Esto no quiere decir que esa información sea usada pero sí que deben conocerla quienes trabajen en los contenidos en torno a esta fecha.
El 8 de Marzo de 1908, trabajadoras del sector textil de la fábrica Cotton, de Nueva York, se declararon en huelga para reivindicar mejoras en sus condiciones infrahumanas de trabajo. El dueño no aceptó la huelga. Se declaró un incendio (nunca se supo si fue provocado o no), y murieron las 129 trabajadoras.
Posteriormente, en 1910, durante un Congreso Internacional de Mujeres Socialistas, Clara Zetkin propuso que se estableciera este día como el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, en homenaje a aquellas que llevaron adelante las primeras acciones de mujeres trabajadoras organizadas contra la explotación capitalista.
Luego, esta fecha fue adoptada por los distintos partidos políticos, organizaciones y organismos internacionales para conmemorar la lucha de las mujeres por todos sus derechos.
2. Evitar la reproducción de estereotipos de género o mitos en torno al lugar de las mujeres en la sociedad. Los que más circulan en torno a esta fecha son:
-Que las mujeres son consumistas o derrochadoras de dinero, envidiosas o competitivas; como si estas características fueran exclusivas del género femenino.
Incluir la representación distintos miembros de una familia o grupo social como consumidores/as de productos y servicios tradicionalmente presentados como de uso exclusivo de las mujeres.
-Que la discriminación de las mujeres es cosa del pasado. Esto se expresa en las preguntas: ¿y por qué no hay un día del hombre? o ¿qué más quieren las mujeres?
Recordar entonces que si bien las mujeres han alcanzado avances legislativos y sociales muy importantes, los derechos civiles y políticos, en muchos ámbitos faltan avances: por ejemplo, siendo las principales víctimas de violencia y no alcanzan la mayoría de los cargos de dirección empresarial.
-Que las mujeres priorizan sus atributos físicos sobre los intelectuales, y que deben alcanzar cierto estándar de belleza publicitario para ser felices. Este estereotipo lleva a producir piezas comunicacionales que promueven para esta fecha tratamientos de belleza, bouchers de peluquería y cenas con descuentos para las mujeres; y pueden resultar degradantes y reductoras o presentar al cuerpo como espacio de imperfecciones a corregir. Por eso, hay que evitar limitar los intereses de las mujeres a estas cuestiones y no fomentar modelos de bellezas basados en la perfección.
3. Intentar que los testimonios de mujeres en las noticias incentiven la reflexión social sobre la situación de las mujeres en general. Evitar presentarlos como casos excepcionales o únicos (por ejemplo “madre-coraje”). Privilegiar experiencias que permitan pensarse más allá de lo individual.
4. Promover modelos diversos de mujeres. Es importante dar lugar a las diferentes identidades de género, edades, situaciones socioeconómicas, pertenencias políticas, lugares de residencia, etc. Reproducir imágenes de mujeres reales.
En ese sentido, se propone segmentar al público en base a estilos de vida más que a su sexualidad. Por ejemplo, no transmitir que querer verse bien es solo algo que preocupa a las mujeres.
5. Evitar idealizar a las mujeres, representándolas en situación de superioridad moral, así como dependientes de otras personas, especialmente de varones. Ambas representaciones remiten a creencias sociales paternalistas que tampoco contribuyen a empoderar a las mujeres y a lograr una sociedad igualitaria.
6. Cuidar el modo de usar el lenguaje de manera de no cosificar ni encasillar a las mujeres en lugares o roles preestablecidos. Por ejemplo, evitar hablar en femenino exclusivamente en los anuncios de productos de limpieza o de cuidado de la familia.
7. Instalar el tema en la agenda. Los derechos de las mujeres no se resuelven en un día o un mes al año. Es importante incorporar una mirada periodística y comunicacional que ponga el foco en las desigualdades todavía existentes y mantenerlas en la agenda pública. Asimismo, sería muy valioso para las agencias de publicidad o empresas de marketing mantener esta mirada atenta al producir distintas piezas durante todo el año.
(*) Estas propuestas están basadas en diversos decálogos y recomendaciones de organismos públicos y organizaciones sociales de Argentina y otros países.
Los números de la desigualdad
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