El ruido es un agente contaminante, el llamado “contaminante invisible”; no es un resultado “natural” del desarrollo tecnológico y se debe regular y controlar. Produce efectos negativos en el ser humano y constituye un grave problema medioambiental y social. La lucha contra el ruido requiere tanto de la colaboración ciudadana como de la intervención del Estado por medio de un adecuado marco regulatorio y una sistemática política de control.
En el marco de esta conmemoración, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires comenzó con la divulgación del llamado “Mapa de Ruido” porteño, que se terminó de elaborar en septiembre de 2018 después de una mora de más de 10 años en cumplir con lo establecido en la Ley 1540.
Al respecto es adecuado señalar que el Defensor del Pueblo Alejandro Amor, en noviembre de 2016, emitió la Resolución 1262/16 en la que se recomendó al Presidente de la Agencia de Protección Ambiental gestionar todo lo necesario para elaborar y difundir el Mapa de Ruido de la Ciudad que ahora se da a conocer.
El primer Mapa de Ruido de nuestra ciudad confirma lo que ya sabíamos: Buenos Aires es una ciudad muy ruidosa. En la mayoría de las calles y avenidas se registran ruidos por encima de 65 y 70 decibeles, que es el máximo tolerable para la vida cotidiana según la Organización Mundial de la Salud. Ante semejante resultado es imprescindible que el Ejecutivo local lleve adelante un plan integral de control de la contaminación acústica, fundamental para preservar el derecho a un ambiente sano que establece la Constitución local.
