Se trata de un relevamiento realizado en seis villas porteñas (Villa 31 y 31 bis de Retiro, Villa 21-24 de Barracas, Villa 1-11-14 de Bajo Flores, Villa 15 y barrio Piletones de Villa Lugano) que arroja una serie de datos fundamentales para entender cómo se vive en esos territorios.
Del Censo 2010 se desprende el dato de que el 30% de los porteños son inquilinos. En ese contexto, la situación de las villas no es diferente y al alto valor que se abona mensualmente por alquiler se le suman otros datos preocupantes: las condiciones de hacinamiento y el crecimiento poblacional en esos asentamientos.
Los montos que se pagan por alquiler en villas son muy altos si se comparan con los poco más de 6 mil pesos en promedio que cuesta alquilar un monoambiente en Flores o Villa Pueyrredón.
El informe revela también que el 71.81% de los habitantes de las seis villas porteñas mencionadas anteriormente alquila un cuarto o una pieza; el 18.84% alquila una casa; el 5.49% un departamento, y el 2.52% manifestó alquilar una casilla.
Respecto a las condiciones en que viven los habitantes de las villas porteñas, el informe revela que el 33.68% de los encuestados declara vivir en condiciones de hacinamiento. A su vez, dentro de ese porcentaje el 25.22% lo hace en condiciones de hacinamiento no crítico y el 8.46% de hacinamiento crítico.
Además se registra un proceso de inquilinización en las villas, debido a que en los últimos años se detectó un crecimiento en la altura de las construcciones, y en menos medida por la extensión territorial de las villas existentes, lo cual favorece el negocio de algunos ciudadanos que construyen sobre sus propias casas para alquilar las nuevas viviendas.
Por otra parte, los datos que arrojan fuentes oficiales y no oficiales permiten afirmar que actualmente unas 300 mil personas viven en villas, lo cual significaría un aumento del 70% desde 2010 a la fecha.