El evento, que se llevó a cabo ayer jueves 5 de marzo en el auditorio de la sede central del organismo ubicada en Avenida Belgrano 673, contó con la participación de distintas referentes del movimiento de mujeres y legisladoras quienes analizaron los contenidos de Beijing y los desafíos de la agenda de género.
Durante septiembre de 1995 se llevó a cabo en Beijing la IV Conferencia sobre la Mujer de Naciones Unidas junto con un Foro Paralelo de Organizaciones No Gubernamentales. Esta cuarta reunión mundial se convirtió en un hito histórico ya que concretó el pliego más trascendente y progresista de derechos femeninos consagrados por las Naciones Unidas a través de la Declaración de la Plataforma de Acción de Beijing, firmada por los 189 países participantes.
La actividad central de la jornada se basó en una mesa de disertación integrada por el Defensor del Pueblo porteño, Alejandro Amor; la directora del Programa de Atención, Adolescencia y Género de la Defensoría, María Elena Naddeo; la directora del Observatorio de Género en la Justicia del Consejo de la Magistratura de la Ciudad de Buenos Aires, Diana Maffía; la presidenta del Parlamento de las Mujeres, Nelly Minyersky; la presidenta de la Fundación para el Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM); y la profesora emérita de la Universidad Nacional de Córdoba e investigadora del Conicet, Ana Falú.
Alejandro Amor señaló que en la lucha de las mujeres, “los varones seguimos imponiendo condiciones y evitando la igualdad de derechos”. El Defensor del Pueblo porteño aseveró: “Para mí hoy ser feminista es la revolución que está en marcha en el planeta, la que tiene que condicionar a las decisiones políticas en cuanto a los derechos que no son reconocidos. Es además la que tiene que terminar con un modelo que inventamos los varones, un modelo que mata, en donde la mujer es un objeto del cual nosotros somos los dueños”. Para concluir, dijo que no hay que tomar al feminismo como una ola, “porque la ola es corta y vuelve rápido, veámoslo como un tsunami, que arrasa y rompe las estructuras. En todas y cada una de las situaciones que se viven en la humanidad, el feminismo tiene que romper las estructuras del patriarcado desde raíz”.
Por su parte, María Elena Naddeo recordó que una de las consignas de la conferencia de Beijing decía “somos la mitad del cielo”. Asimismo, explicó que este proverbio chino se utilizó para hablar de la igualdad entre hombre y mujeres y mencionó que el texto completo expresa: “Las mujeres sostienen la mitad del cielo y con la otra mano sostienen el mundo”.
A continuación, Diana Maffía comentó que, en cuanto a las demandas que las mujeres venían reclamando, las feministas argentinas –al momento de Beijing- ya eran “internacionalistas”, porque en cumbres anteriores, en Nairobi y en Brasil, ya habían ideado y gestado un encuentro nacional denominado “Mujeres pariendo historia” que, según manifestó, hoy es histórico y lleva tres décadas. La directora del Observatorio de Género también se refirió a los aportes que se trataron en estas grandes reuniones alusivos a la ley de cupo femenino y paridad.
En tanto, Nelly Minyersky destacó su profunda admiración por todas las personas que trabajaron para que los encuentros de Nairobi, Beijing, Viena y El Cairo tuvieran vida. “Porque sin este andamiaje que se crea a partir de 1945 con la primera declaración de los derechos del hombre y de la mujer para defender nuestros derechos, empieza a existir como estructura jurídica la consideración de que somos iguales”, reconoció. La presidenta del Parlamento de las Mujeres finalizó: “Por suerte estamos viendo la marea verde y violeta que está floreciendo en las niñas y adolescentes”.
Para Mabel Bianco, Beijing fue la real avanzada del movimiento y pensamiento feminista. La presidenta de la FEIM ejemplificó: “Cuando ahora hablamos de prácticas perjudiciales no estamos hablando solamente de la mutilación genital femenina, sino del matrimonio precoz o de la convivencia precoz de las niñas. Eso antes no lo decíamos tan claro, al igual que en el caso de la identidad de género nos referíamos a los derechos sexuales”.
Por su lado, Ana Falú opinó que las cumbres de los años 90 se sostuvieron con la pura militancia, el activismo y el compromiso. “Articulamos la actividad entre nosotras, con Naciones Unidas, con los gobiernos y, si bien falta avanzar, sabemos que ese documento y proceso participativo vital de Beijing marcó un punto de quiebre. Sin dudas, se convirtió en un punto de partida para el discurso del feminismo y del movimiento de mujeres para visibilizarnos y para visibilizar esta causa que empezaba al fin a hablar de las indígenas, de las negras, de las lesbianas”, relató. Por último, Falú manifestó que “25 años después, nosotras, las feministas, hemos avanzado profundamente porque actualmente tenemos una agenda que cuestiona el patriarcado, el colonialismo y el neoliberalismo”.
Antes de culminar la jornada, las defensoras adjuntas Silke Ardnt y Bárbara Bonelli; la titular de la Unidad de Política Institucional de la Defensoría, Dolores Gandulfo; la ministra de Derechos de las Mujeres de la Dirección de Derechos Humanos y Género de la Cancillería, María Luisa Martino; y María Elena Naddeo entregaron un reconocimiento a las mujeres que participaron de la conferencia de Beijing, quienes transitan un largo y complejo camino de lucha por los derechos femeninos.
Las homenajeadas fueron: Virginia Franganillo, ex titular del Consejo Nacional de las Mujeres, directora del Observatorio de Género y Pobreza de la Universidad de San Martín (UNSAM); Susana Sanz, directora de Asistencia Técnica del Consejo Nacional de las Mujeres; Susana Pastor, coordinadora de la Comisión de Género del Consejo Consultivo de la Sociedad Civil en Cancillería; Inés Bienati, presidenta de la Federación de Mutuales para la Defensa Organizada del Consumo (FEMUDECO); Marta Rosenberg, integrante del Foro por los Derechos Reproductivos y de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito; Elena Tchalidy, impulsora del primer Encuentro Nacional de Mujeres y colaboradora de Alicia Moreau de Justo; Gloria Bonder, directora fundadora del Centro de Estudios de la Mujer y del Posgrado Interdisciplinario de Estudios de la Mujer de la Universidad de Buenos Aires (UBA); Lucrecia Oller, fundadora de Lugar de Mujer; María José Lubertino, fundadora de la Asociación de Mujeres Jóvenes y de la Red de Defensoras del Ambiente y Buen Vivir; Cristina Zurutuza, coordinadora del Programa contra la Discriminación de Género del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo; Julia Scarpino, ex diputada, autora de la ley de salud reproductiva, estatuto del menor y la familia y juzgados de familia; María Alicia Gutiérrez, integrante de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito; Marcela Rodríguez, coordinadora del Programa de Asesoramiento y Patrocinio para las Víctimas del delito de la Trata de Personas de la Defensoría General de la Nación; y las activistas feministas Estrella Asquimeyer, Dolores Robles, Amalia Veliz y Cristina Iranzo.