Participaron del acto el ex juez de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal Ricardo Gil Lavedra; Estela de Carlotto, presidenta de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo; la periodista Magdalena Ruiz Guiñazú; Juan Manuel Olmos, presidente del Consejo de la Magistratura; Daniel Tarnopolsky, integrante del Directorio de Organismos de Derechos Humanos del Ente Público Espacio Memoria (ex ESMA); Daniel Rafecas, juez federal a cargo de la causa por violaciones a los derechos humanos del Primer Cuerpo de Ejército; y Alejandro Amor, Defensor del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires.
En primer lugar disertó Ricardo Gil Lavedra, quien afirmó que “el Juicio a las Juntas Militares fue un hito sin precedentes en la historia internacional e los Derechos Humanos y la piedra angular donde se fundó la joven democracia argentina”. Asimismo, señaló que “en la Argentina de hoy nadie discute los valores de Verdad y Justicia, y que la democracia debe renovar su compromiso con el Estado de Derecho”.
A su turno, Magdalena Ruiz Guiñazú destacó el carácter único del juicio en la historia, e hizo extensivo el homenaje a quienes participaron de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), cuya labor caracterizó como “un gran trabajo y un descenso a los infiernos”.
A continuación, Daniel Tarnopolsky reflexionó sobre el pacto de silencio que existe entre los represores y la imposibilidad de saber que ocurrió “con todos y cada uno de los compañeros detenidos y desaparecidos”. Por último, remarcó la importancia de la continuidad de los juicios por los crímenes de lesa humanidad y la posibilidad de que sean juzgados todos los responsables, no solo las cúpulas militares.
Daniel Rafecas sostuvo que el Juicio a las Juntas fue “un salto histórico, un esfuerzo enorme y un trabajo muy sólido desde el punto de vista jurídico, que se basó en tres vértices: los jueces, los fiscales y las victimas y sobrevivientes”. A su vez, destacó la importancia histórica del Juicio entendido “no solo como un acto de consolidación democrática, sino también como un acto de reparación a las víctimas del terrorismo de Estado”.
En quinto lugar, tomó la palabra Juan Manual Olmos quién consideró que “estamos en la senda de consolidar el Estado de Derecho, que no nació en 1983, sino que es una construcción con marchas y contramarchas, con aciertos y con tragedias, que se dio a lo largo de la historia gracias a que hubieron luchadores que se comprometieron, que alzaron su voz y dieron su vida”.
Por su parte, Alejandro Amor valoró el trabajo de la CONADEP y de quienes participaron del Juicio a las Juntas en un contexto “en que el aparato represivo estaba intacto, y las audiencias se celebraban bajo constantes amenazas de bomba”. Por último, aseguró que “los derechos se consiguen con lucha y hay que saber defenderlos. La lucha del Pueblo argentino permitió el desmantelamiento del aparato represivo y el juicio a los represores. Los valores de Memoria, Verdad y Justicia se construyen con lucha y con esperanza”.
Por último, Estela de Carlotto recordó las audiencias realizadas durante el Juicio y subrayó que “fueron un ejemplo, un comienzo histórico. Aunque después hubieron claudicaciones que nos costaron 20 años de retroceso, hoy se está haciendo justicia también con el enjuiciamiento de los civiles cómplices de la dictadura militar. La Argentina está escribiendo en las páginas en blanco de su historia, esa es la única forma de recuperar nuestra identidad como pueblo, para que la democracia y el Nunca Más sean para siempre”, concluyó.
Del encuentro realizado en el Salón José Hernández también participaron los Defensores del Pueblo de la República Argentina, los Defensores del Pueblo de la CABA con mandato cumplido, legisladores porteños y miembros del Tribunal Superior de Justicia. El ex juez León Arslanián, presidente del tribunal que enjuició a las Juntas, no pudo estar presente en el acto pero envió su adhesión “al sentido que inspira este acto, como homenaje al sistema democrático y al estado de Derecho”.
Asimismo, la Defensoría rindió un homenaje especial al ex fiscal Julio Strassera, y entregó reconocimientos a los compañeros y compañeras de la institución que fueron víctimas de la dictadura cívico-militar y a los Defensores del Pueblo de la República Argentina por su ejercicio en la defensa de los derechos humanos.