El lupus es una enfermedad autoinmune que genera que los anticuerpos que fabrica el sistema inmunológico para defenderse de infecciones ataquen también los tejidos sanos del cuerpo.
El lupus eritematoso sistémico (LES) es la forma más común y de la que se suele hablar, pero también existen otras variedaddes, tales como el cutáneo, el inducido por medicamentos y el neonatal.
Muchos de sus síntomas se pueden confundir con enfermedades más comunes, razón por lo cual el lupus resulta de difícil diagnóstico.
Como puede afectar a distintos órganos, sus manifestaciones clínicas son variadas. Sus síntomas más frecuentes son: cansancio extremo, pérdida de peso sin motivo, fiebre sin causa aparente, inflamación y dolor de las articulaciones y los músculos. También suele presentar manchas en la piel -a menudo en la cara-, caída del cabello (alopecia), dolor de pecho al respirar profundamente, dedos de las manos o pies pálidos o morados, sensibilidad al sol, hinchazón en los pies, piernas, manos o alrededor de los ojos, cefalea, depresión, confusión o convulsiones. Los síntomas pueden aparecer y desaparecer.
El símbolo con el que se identifica al lupus es una mariposa, debido a su semejanza con la forma de la mancha cutánea: el eritema (sarpullido) “en alas de mariposa” es una erupción en la piel de las mejillas y la nariz que suele aparecer luego de la exposición al sol.
No existe una cura para el lupus, pero un diagnóstico y tratamiento oportunos pueden ayudar a controlarlo. Dado que se trata de una enfermedad que afecta al enfermo o enferma y su familia, es importante lograr el apoyo y la contención del entorno social para facilitar el acceso y la continuidad de un tratamiento integral.
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