Arndt advirtió que “para implementar políticas públicas eficientes sobre gestión menstrual, es necesario conocer en qué situación nos encontramos en estas cuatro dimensiones: educación, salud, economía y ambiente, ya que todos estos aspectos interactúan de modo tal que sea necesario abordarlos en forma conjunta”.
El estudio permite observar el alto nivel de acuerdo por parte de las personas encuestadas con la implementación de la Educación Sexual Integral (ESI) en las escuelas, siendo la educación una de las prioridades que debe tener el Estado al momento de implementar políticas públicas al respecto. Dato que se destaca en sintonía con la falta de información previa al primer período: siete de cada diez personas menstruantes afirmaron haber recibido poca o nada de información sobre el tema. En este sentido, Arndt explicó que si bien se produjeron avances, en especial en materia educativa, queda en evidencia que la implementación de la ESI resulta prioritaria y esencial.
Con respecto a los métodos utilizados para la gestión menstrual, como las toallitas descartables y los tampones -que están entre los más utilizados, al igual que la copa menstrual-, suelen ser considerados productos muy caros o caros para la economía personal de las personas menstruantes; el informe revela que seis de cada diez de los niveles educativos bajos tuvieron dificultades para comprarlos.
Además, señala cómo la menstruación va dejando de ser algo incómodo de hablar, una tendencia que se refuerza entre las personas más jóvenes, que ya no lo ven como tabú.