En estos días fue noticia el tristísimo caso ocurrido en Italia por el que una niña de 10 años murió asfixiada en baño de su casa siguiendo un “reto” que circulaba por la red social Tik Tok. Ante el hecho, la autoridad local de protección de datos personales decidió el bloqueo de la red y la Justicia inició una causa por instigación al suicidio. Lamentablemente son frecuentes las noticias sobre cómo en el entorno digital se dan casos que de uno u otro modo dañan la vida de los niñas y niños. Situaciones de ciberacoso, grooming o adicción a las pantallas se dan en paralelo con que los niños y niñas son solventes en el manejo de la tecnología y que saben más que los adultos porque son “nativos digitales”. Creemos que es un concepto engañoso o al menos incompleto. Es cierto que los niños y niñas son hábiles en el manejo de aparatos tecnológicos, pero también que no están completamente preparados desde lo intelectual y emocional para enfrentar situaciones anómalas, problemáticas o para limitar su uso.
Hace ya algunos años, desde el Programa “Conectate Seguro” del Centro de Protección de Datos Personales de la Defensoría realizamos una serie de encuestas exploratorias respecto al uso y comportamiento en el entorno virtual de niñas y niños de 6to y 7mo grado de la Ciudad. De ellas surgieron datos que reafirman el ideario dominante. El uso de internet es cotidiano y en su mayoría con fines recreativos. La mayoría tenía celular propio (88%) y casi 7 de cada 10 niños/as señalaba haberlo obtenido entre los 9 y 11 años de edad. A su vez, casi el 80% expresaba que poseía una PC o Tablet propia. Sin embargo, respecto de la “percepción de riesgos” se dividan a los niños/as casi en partes iguales una mitad indicaba que los había ya sea mucho o bastante, mientas que la otra parte los decía que lo era poco o nada. También en un estudio anterior ante la pregunta sobre si tuvieron alguna vivencia negativa en la redes respondieron preponderantemente el acceso a imágenes sexuales y casos de Ciberbullying (Fuentes https://cpdp.defensoria.org.ar/wp-content/uploads/sites/4/2018/09/Uso-de-dispositivos-Moviles-Informe-Final-1-1.pdf y https://cpdp.defensoria.org.ar/wp-content/uploads/sites/4/2017/10/Informe-Usos-de-dispositivos-y-redes-sociales.pdf )
Por ello, es cierto que el entorno virtual abre espacios y canales para vivir, crecer y compartir, ello se vio en la Pandemia donde los niños/as mediados por la tecnología estudiaron, se dispersaron y relacionaron. Pero esto tiene que darse bajo el paraguas contendor de los adultos quienes debemos acompañarlos en el uso de las tecnologías, afirmarlos, conversar, estar presentes y darles información. A pesar de ello con la crianza no se da solución completa a este complejo problema. Se debe trabajar desde los Estados para lograr una legislación acorde a los nuevos tiempos. Es necesaria una actualización normativa que tienda a la protección específica de los datos personales, la privacidad y la educación digital en especial de este grupo etario dado que pueden ser menos conscientes de las amenazas, riesgos y sus consecuencias. Dicha legislación además debiera tener un carácter regional para que pueda ser oponible con eficacia al carácter global que tiene las redes sociales. Finalmente, no hay dudas que la sanidad de estas circunstancias depende de un sincero compromiso por parte de las empresas de tecnología que hoy en día sólo tienen su norte en la monetización de nuestras vidas y privacidad.