El pasado lunes nos informábamos a través de los medios de comunicación de la violación en grupo llevado a cabo por seis varones a una joven en el barrio de Palermo en horas de la tarde. La noticia rápidamente repercutió en distintos informativos y con el correr de las horas surgieron más datos sobre lo sucedido.
Los imputados tienen entre 21 y 24 años, no tendrían antecedentes penales y están detenidos en distintas comisarías de la Policía de la Ciudad en espera de la correspondiente citación a indagatoria por parte de la justicia.
La víctima, una joven de 20 años, fue derivada al hospital Rivadavia para ser asistida por profesionales de la salud.
A pocos días del #8M el Día Internacional de la Mujer Trabajadora donde a nivel mundial se llevan a cabo distintas movilizaciones para visibilizar la violencia machista en todas sus formas y expresiones: sexual, social, cultural, política y económica, lo acontecido en el barrio de Palermo nos muestra nítidamente la estructura de dominación patriarcal, desigual e injusta que habilita a un grupo de varones a violar a una joven con total impunidad.
Desde el Programa de Atención de Niñez Adolescencia y Genero de la Defensoría del Pueblo queremos expresar nuestra profunda consternación por estas violencias y señalar que las personas que realizan este tipo de delitos no son enfermos y que no pueden justificarse sus acciones por el consumo abusivo de sustancias, que sin lugar a dudas complejizan la escena.
Señalar también que contrariando muchas expresiones equivocas de los medios de comunicación estos varones no son ‘chacales’ y que la violación realizada no es ‘en manada’, la violación es un acto grupal de poder y dominación donde estos seis jóvenes que podemos denominar ‘hijos sanos del patriarcado’ se consideraron dueños del cuerpo de una joven.
Esta acción de extrema crueldad interpela a toda la sociedad y a las áreas de gobierno competentes en la temática, al conjunto de los organismos públicos y de la sociedad civil para repensar las políticas públicas y las acciones destinadas a modificar los patrones culturales machistas y violentos. Para erradicar este tipo de hechos, para que no se repitan se trata seguramente de profundizar y revisar las políticas de capacitación, de formación para que tengan real incidencia en las conductas de los jóvenes de estas generaciones presentes.