En el trabajo -desarrollado de acuerdo a las observaciones formuladas por el Consejo de Planificación y Pensamiento Crítico de la Defensoría y en el marco del convenio suscripto entre esta institución y la UCA en 2014- se analizaron un centenar de indicadores de déficit en materia de calidad de vida y capacidades de desarrollo e integración social, destacando las desigualdades sociales que permiten una más precisa descripción de la situación en el contexto de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Desde un enfoque integrador, se puso foco en la situación social que atraviesan tanto los hogares como la población adulta y los niños/as y adolescentes. En todos los casos, los déficits estudiados fueron analizados no sólo en cuanto a su estado actual y evolución reciente, sino también en cuanto a sus determinantes sociales: estructurales, familiares y personales.
La tarea llevada a cabo constituye un insumo para una mejor evaluación, caracterización y programación de las intervenciones que lleva adelante la Defensoría de la Ciudad hacia las poblaciones con mayores niveles de exclusión y/o vulnerabilidad socioeconómica. Se busca de esta manera, brindar información que sirva a orientar, ampliar y mejorar las intervenciones de la Defensoría de en defensa de los derechos sociales de los ciudadanos.
La información utilizada proviene de encuestas efectuadas entre 2010 y 2013 en 423 hogares en total y, dentro de estos, a 253 niños menores de 18 años.
Algunos datos preliminares
La CABA constituye un sistema urbano marcadamente determinado por la clase social de origen y el espacio socio-económico de residencia. En villas y asentamiento se concentran hogares de trabajadores marginales. En los barrios residenciales, predominan las clases medias. Los trabajadores integrados constituyen un segmento heterogéneo que salvo los barrios más caros en propiedad o alquiler, tienden a estar presentes en todos los estratos socio-residenciales.
Aunque en menor medida, también el espacio residencial ofrece diferencias a nivel socio-demográfico. En cuanto a composición del grupo familiar, es en las villas y asentamiento, así como en los barrios de clase media alta (el otro extremo), en donde se concentra una mayor proporción de hogares biparentales; mientras que los hogares monoparentales presentan una mayor presencia en los barrios de clase media baja y en barrios populares no marginales.
Si se observa el ciclo vital de los hogares familiares, se registra una menor presencia de hogares de nido vacío en Villas y Asentamientos en comparación con la cantidad de hogares con hijos adolescentes o adultos. Es importante destacar que en los valores referentes a las parejas jóvenes sin hijos prevalecen los barrios de clase media y media alta y, por el contrario, en los barrios marginales se observa una mayor predominancia de hogares con hijos pequeños o en edad escolar.
Al considerar el origen migratorio de los hogares de la CABA, resulta muy marcada la segmentación socio-residencial urbana. Por un parte, los barrios de clase media alta o baja son espacios predominantemente habitados por nativos de la Ciudad o migrantes del Gran Buenos Aires. En cambio, en los barrios populares, pero sobre todo en las villas ya asentamientos, pasan a ser mayoría los pobladores de origen limítrofe o de otras provincias del país.
El 50% de los niños/as en los espacios de villas o asentamientos urbanos pertenece a hogares cuyo jefe/a de hogar tiene un empleo de marginalidad y 40% un empleo obrero integrado. Mientras que en el espacio formal de estrato medio el 80% de los niños/as pertenece a hogares cuyos jefes/as de hogar son profesionales o no profesionales de estratos medios (30% y 50%, respectivamente). Asimismo, en el espacio de villa o asentamiento urbano los niños/as registran el doble de probabilidad de pertenecer a un hogar monoparental que un niño con residencia en el espacio formal de nivel medio alto.
Seguridad y protección ciudadana
- La falta de presencia policial en los barrios fue descendiendo a lo largo del período analizado, afecta de manera casi homogénea a todas las categorías analizadas, resultando superior el déficit en villas y asentamientos.
- Los hogares en los que alguno de sus componentes fue víctima de algún delito experimentó un incremento de algo más del 10% a lo largo del período. Los más afectados fueron los hogares de clase media no profesional y los barrios de mayor nivel socioeconómico, los hogares más afectados, son los hogares con algún hijo adolescente o adulto.
- La percepción sobre la venta de drogas en el barrio no experimentó variaciones a lo largo del período y representa a 1 de cada 3 hogares de CABA. La percepción sobre la existencia de venta de drogas en villas y asentamientos en villas resulta particularmente alta con 9 de cada 10 hogares que registran la presencia de narcotráfico en su barrio.
- El sentimiento de inseguridad se ubica a niveles elevados en el barrio y en la vía pública, afecta en medida algo menor a los que residen en barrios de NSE medio alto. En villas y asentamientos se destaca que además resulta elevado el sentimiento de inseguridad en la propia vivienda.
- La falta de presencia policial en los barrios fue descendiendo a lo largo del período analizado, afecta de manera casi homogénea a todas las categorías analizadas, resultando superior el déficit en villas y asentamientos.
- Los hogares en los que alguno de sus componentes fue víctima de algún delito experimentó un incremento de algo más del 10% a lo largo del período. Los más afectados fueron los hogares de clase media no profesional y los barrios de mayor nivel socioeconómico, los hogares más afectados, son los hogares con algún hijo adolescente o adulto.
- La percepción sobre la venta de drogas en el barrio no experimentó variaciones a lo largo del período y representa a 1 de cada 3 hogares de CABA. La percepción sobre la existencia de venta de drogas en villas y asentamientos en villas resulta particularmente alta con 9 de cada 10 hogares que registran la presencia de narcotráfico en su barrio.
- El sentimiento de inseguridad se ubica a niveles elevados en el barrio y en la vía pública, afecta en medida algo menor a los que residen en barrios de NSE medio alto. En villas y asentamientos se destaca que además resulta elevado el sentimiento de inseguridad en la propia vivienda.
Situación socioeconómica de los hogares
- El indicador de NBI no exhibe variaciones significativas entre 2010 y 2013. La incidencia de la pobreza por NBI es superior en los hogares situados en villas o asentamientos, en la clase trabajadora marginal y en las unidades domésticas con jefe migrante de países limítrofes y Perú.
- Cabe destacar la existencia de fuertes diferenciales de ingreso total y per cápita promedio según condición residencial y estrato económico-ocupacional del principal sostén del hogar. En todo el período bajo análisis, los hogares de la clase media profesional y de barrios de NSE medio alto percibieron ingresos superiores a las restantes categorías.
- En la Ciudad de Buenos Aires, las tasas de indigencia y pobreza -a nivel de hogares- habrían exhibido cierta tendencia descendente durante el período 2010-2013. De manera similar a los indicadores evaluados anteriormente, se registra un déficit superior entre los hogares de las villas o asentamientos, en la clase trabajadora marginal y en hogares con jefe migrante de países limítrofes o Perú.
- La capacidad de ahorro se mantuvo relativamente estable durante el período 2010-2013, mientras que se incrementó levemente la declaración de ingresos insuficientes dado así cuenta de cierta tendencia negativa.
- Se observa un porcentaje muy superior de hogares con jefes migrantes de países limítrofes, de villas o asentamientos y de la clase trabajadora marginal que declaran que no les alcanzan los ingresos que perciben. Asimismo, la capacidad de ahorro es superior al promedio entre los hogares con jefes migrantes del conurbano, ubicados en barrios de NSE medio alto y de clase media profesional.
- Los recortes en atención médica y medicamentos afectan de manera más intensa a los hogares con jefes migrantes de países limítrofes y Perú, a aquellos situados en villas y asentamientos y a la clase trabajadora marginal.
- Los programas sociales de transferencia de ingresos o ayuda a través de la entrega de alimentos alcanzan más fuertemente a los hogares situados en villas o asentamientos, con jefe migrante de países limítrofes o Perú y entre la clase trabajadora marginal.
Hábitat y Derecho a la Ciudad
- El análisis de los indicadores relativos a la vivienda y al acceso a servicios domiciliarios de red muestra niveles bajos de déficit a nivel general, sin embargo se destaca la polarización entre distintos espacios residenciales.
- Mientras que los barrios con trazado urbano muestran niveles muy bajos de déficit en casi todos los indicadores de esta dimensión, esta situación presenta características distintas en villas y asentamientos precarios, que presentan niveles más o menos elevados en los distintos indicadores.
- De manera consistente con el efecto de la condición socio residencial se destaca que las categorías que muestran niveles deficitarios más importantes son las que tienen mayor representación en villas y asentamientos precarios, particularmente los hogares con jefe de clase trabajadora marginal y/o migrantes de países limítrofes o Perú.
- Entre los distintos aspectos analizados, el único que afecta a un rango más amplio de hogares es la dificultad para acceder a la vivienda propia.
- Se destaca que 1 de cada 3 hogares que se encuentra en situación regular de tenencia no es propietario, esta situación afecta en mayor medida a los hogares con hijos y a las parejas jóvenes sin hijos.
Escenario laboral y de la seguridad social
- El desempleo abierto afecta mayoritariamente a jóvenes, a mujeres, a residentes en villas o asentamientos y a integrantes de hogares de clase trabajadora marginal.
- El subempleo inestable es más elevado en las mujeres jóvenes, las personas de 40 años y más, los residentes en villas o asentamientos y en los integrantes de hogares de clase media integrada o clase trabajadora marginal.
- Los varones en edad adulta, los residentes en villas o asentamientos y los integrantes de hogares de clase obrera integrada expresaron percibir una menor posibilidad de conseguir un trabajo igual o mejor que el que poseen.
- La ocupación en el sector informal es notoria en los varones jóvenes. Se incrementa marcadamente al disminuir la condición residencial y el nivel socio ocupacional del hogar de residencia.
- La proporción de trabajadores que no participan del Sistema de Seguridad Social es importante en los varones jóvenes, los residentes en villas o asentamientos y los integrantes de hogares de clase obrera integrada y trabajadora marginal.
- El porcentaje de asalariados a los que no les realizan los aportes al Sistema de Seguridad Social no presenta variaciones importantes según la edad y el sexo pero si se incrementa en los residentes de villas o asentamientos. Además, aumenta marcadamente al disminuir el estrato socio ocupacional del hogar.
- Los jóvenes, los residentes en villas o asentamientos y los integrantes de hogares de clase trabajadora marginal son los grupos con menor acceso a obra social, mutual o prepaga.
- Las personas en edad de jubilarse presentan una elevada cobertura de jubilación o pensión. Es levemente menor en los residentes en villas o asentamientos y en los integrantes de hogares de estrato socio ocupacional medio.
- La proporción de jóvenes que no estudian, no trabajan ni buscan trabajo es relativamente elevada. Las mujeres, los habitantes de barrios de menor condición residencial y en hogares de clase trabajadora marginal presentan un mayor porcentaje de este indicador.
- El nivel de préstamos obtenidos para financiar emprendimientos es muy bajo. Solo es levemente superior en los varones de edad adulta, los residentes en villas o asentamientos y en hogares de nivel socio ocupacional de clase media no profesional.
Estado de salud y atención de la salud
- El déficit del estado de salud y la percepción de tener una enfermedad grave o crónica es mayor a mayor edad y sobre todo en las mujeres.
- En los residentes de barrios de NSE muy bajo y pertenecientes a clase socio ocupacional obrera integrada hay mayor déficit de la percepción de la salud.
- El malestar psicológico es notorio en las mujeres y aumenta con peores condiciones socio residenciales y ocupacionales.
- La falta de consulta médica anual se observa en los varones de hasta 39 años y en adultos que viven en villas o asentamientos. Las personas que pertenecen a la clase obrera integrada consultan menos a un médico.
- La atención médica en un hospital público se observa en los trabajadores marginales, en los menores de 40 años sobre todo en varones, pero especialmente señalado por el 80% de los que viven en villas y asentamientos.
- Los más jóvenes, las mujeres y los que tienen un trabajo marginal mencionan tener una cobertura de salud exclusivamente pública, siendo un indicador recurrente en 6 de cada 10 de los que viven en villas o asentamientos.
- A mayor edad y en especial en las mujeres se observa menor red de contención social. Si bien a menor condición residencial se observa mayor déficit del apoyo estructural, la mitad de los que pertenecen a villas y asentamientos dijeron no tener amigos o a alguien que los ayude frente a alguna necesidad.
- El déficit de apoyo social afectivo es más elevado a mayor edad, en los varones y en peores condiciones socio ocupacionales, si bien el 40% de los que viven en villas refiere ser carente de alguien que brinde afecto.
- La mitad de los residentes de la Ciudad de Buenos Aires dicen no tener a alguien que aconseje o le demuestre afecto, en especial los mayores de 40 años, en especial las mujeres y las personas con peores condiciones socio ocupacionales, no presentando casi diferencias socio residenciales.
Condiciones de vida de la infancia
- El porcentaje de niños/as que recibieron alimentación gratuita en comedores u otros espacios se mantuvo constante de 2010 a 2013 (19%). Ahora bien, en villas y asentamientos precarios se observa una mayor cobertura de la alimentación gratuita si se compara 2010 con 2013 (22% a 32%). En este contexto, el porcentaje de niños/as en hogares con inseguridad alimentaria severa se redujo a lo largo de los 3 períodos (5% a 2%).
- El déficit en calidad de la vivienda se mantuvo estable durante los 3 períodos (9,8%). El déficit se concentra en villas y asentamientos precarios (69%). Por otro lado, se observa que el porcentaje de niños/as que viven en hogares con necesidades básicas insatisfechas se redujo en 4p.p de 2010 a 2013 (17% a 13%). El NBI alcanza al 70% de los niños/as que viven en villas y asentamientos precarios. La protección social a la infancia por AUH u otros planes presenta una disminución pasando de 21% a 18% entre 2010 y 2013.
- El 8% de los niños/as en edad escolar se encuentra en situación de rezago educativo o de no asistencia. Los adolescentes en edad de estar cursando el nivel secundario presentan un déficit educativo tres veces mayor que los chicos del nivel primario. Es importante destacar que casi la mitad (47%) de los niños/as del nivel primario asisten a escuelas de doble jornada.
Vida ciudadana
- La confianza ciudadana en CABA hacia los poderes de la república se manifiesta débil e inestable. Entre 2010 y 2013 se registra una caída en la confianza hacia el Gobierno Nacional y el Poder Judicial, pero incluyendo el Congreso ningún poder suscita especial confianza. Sin embargo se observan diferencias importantes: es mayor la confianza hacia el Gobierno en los varones jóvenes, en hogares de clase media profesional y/o residentes en villas o asentamientos. En cambio, la confianza en el poder Judicial es más frecuente en mujeres jóvenes o adultos varones, en hogares de clase media profesional y residentes en barrios medios altos.
- Por otra parte, la confianza de la ciudadanía en los partidos políticos es todavía más baja y sigue cayendo, estando su perfil claramente asociado a las edades más jóvenes y a miembros de clases medias. En contrate, la confianza en los medios de comunicación, aunque inestable, supera a todos las otras categorías, a la vez que el perfil de confianza es muy distinto: valones y mujeres adultas, clase obrera integrada o marginal y con residencia precaria.
- En cuanto a la participación ciudadana en partidos políticos, actividades sindicales y/o movimientos de protesta, aunque reducida, se ha mantenido estable durante estos últimos años. En todos los caso, la mayor participación tiene como protagonistas a miembros de la clase media profesional con residencia en áreas socioeconómicas de igual categoría. Sin embargo, se presentan diferencias en cuanto a edad y sexo: lo varones jóvenes participan más en los partidos, mientras que los varones adultos lo hacen más en actividades sindicales, a la vez que jóvenes de uno y otro sexo son los que más participan en actividades de protesta.
- A diferencia de los otros indicadores, la participación en actividades solidarias y en grupos sociales viene creciendo. Esta participación tiene lugar en casi todas las edades, aunque también está especialmente protagonizada por las clases medias.