La Defensoría del Pueblo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires celebrará una nueva entrega –la cuarta- del Premio Alicia Oliveira en homenaje a las personas que dedicaron su vida a la defensa y protección de los derechos humanos. El evento tendrá lugar el miércoles 11 de diciembre desde las 15 en Av. Belgrano 673.
Los galardonados serán Sara Rus, madre de Plaza de Mayo-Línea Fundadora y sobreviviente de Auschwitz, y León Gieco, cantautor y compositor.
En esta oportunidad, la ceremonia estará acompañada de una muestra de fotos por los 100 años del nacimiento de Eva Duarte de Perón, que se cumplieron el pasado 7 de mayo.
SOBRE EL PREMIO
En 2016, el Defensor del Pueblo porteño Alejandro Amor lanzó en el ámbito del Consejo de Derechos Humanos de la institución el premio ‘Alicia Oliveira’ en honor a la doctora Alicia Beatriz Oliveira, quien en 1998 fue la primera Defensora del Pueblo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y como reconocimiento a su lucha y sus aportes en la promoción y tutela de los derechos humanos.
EDICIONES ANTERIORES
El 31 de octubre de 2016, la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, recibió el primer Premio Alicia Oliveira 2016 en reconocimiento por su histórico recorrido en favor de la Memoria, la Verdad y la Justicia.
Los galardonados con el Premio Alicia Oliveira edición 2017 fueron Lita Boitano, presidenta de la organización Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, y el padre Gustavo Carrara, en ese momento, flamante obispo auxiliar de la Ciudad de Buenos Aires y párroco de la Iglesia Santa María Madre del Pueblo, ubicada en la Villa 1-11-14.
El año pasado, la referente de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Taty Almeida, y el cantautor Víctor Heredia recibieron el Premio Alicia Oliveira 2018.
¿POR QUÉ ALICIA OLIVEIRA?
Alicia Oliveira fue la primera mujer en ocupar el cargo de juez en la historia del fuero penal nacional. Desde ese lugar, trabajó de manera incansable para evitar la internación de los chicos que transitaban por la justicia de menores. De su paso por la justicia se destacó su intervención en el caso “Pujadas”, en su rol de jueza arbitró los medios para facilitar la salida del país de Víctor, uno de los hijos menores y único sobreviviente junto a su hermana de la familia masacrada en agosto del 75 por el comando libertadores de América, versión cordobesa de la Triple A.
Dado que la dictadura la expulsó del poder judicial, era usual verla haciendo habeas corpus en los pasillos de tribunales, muchas veces redactados de puño y letra con la misma pasión con la que luchaba siempre contra aquella realidad que estaba decidida a cambiar. En pleno apogeo dictatorial, no vaciló en denunciar los crímenes de lesa humanidad cometidos por la dictadura.
Así, acompañó con su firma el documento presentado por el Partido Justicialista ante la delegación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en ocasión de su histórica visita al país, en el año 1979 para recopilar denuncias sobre las desapariciones y secuestros de militantes políticos. También integró el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) a partir de su creación, en donde se avocó al patrocinio de detenidos a disposición del Poder Ejecutivo, a la documentación del terrorismo de Estado y a la asistencia a las víctimas y sus familiares debido a las grandes y sistemáticas violaciones a los derechos humanos.
Cuando las leyes de impunidad impidieron el acceso a la justicia para la denuncia de los crímenes cometidos por la dictadura, Oliveira delineó los argumentos que permitirían esgrimir el derecho a la verdad. En 1994, fue convencional constituyente en Santa Fe y a ella se le debe en parte que los tratados internacionales de derechos humanos tengan hoy rango constitucional. Su trabajo al frente de la Defensoría del Pueblo entre 1998 y 2003 tuvo como sello la necesidad de instalar esa flamante entidad como referencia para la ciudadanía frente a los arrebatos de los poderes institucionales y económicos que, en particular, sufren los sectores más vulnerables. En suma, Alicia Oliveira fue una inalcanzable luchadora y una histórica militante, su coraje salvó y mejoró la calidad de vida de miles de ciudadanos y su figura resultó imprescindible en la promoción y tutela de los derechos humanos en el país.