En nuestro país, las comunidades de los pueblos originarios andinos y colectividades bolivianas realizan un ritual destinado a homenajear a las personas fallecidas con ofrendas, oraciones y música. La idea de la muerte en las culturas prehispánicas supone un cambio, y no el fin de un ciclo, y la tradición indica que en este día las almas regresan para encontrarse con sus seres queridos.
Para la religión católica, en cambio, se trata de un día destinado a la oración y misas en favor de las almas de las personas fallecidas que aún no han alcanzado la purificación plena, para facilitarles la llegada a la presencia de Dios.
Desde la Defensoría del Pueblo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, acompañamos la celebración que se lleva a cabo hoy en el Cementerio de Flores y todas las muestras de amor y respeto hacia aquellos y aquellas que ya no se encuentran físicamente entre nosotros.