En 1924, el Consejo logró que el entonces presidente de la Nación, Marcelo T. de Alvear, firmara un decreto que declaraba el día de la “Fiesta de Libro”. En 1941 se modificó a “Día del Libro”, nomenclatura que se mantiene hasta hoy.
Sirve a modo de excusa la doble celebración anual, dado que es necesario revalorizar el potencial político, pedagógico y social que tienen los libros en cada individuo particular y, por supuesto, en nuestras comunidades. Más allá del formato que tengan sean en papel o electrónicos, encuadernados o en fotocopias, y del volumen de circulación que tenga, los libros fomentan la imaginación, la empatía, nos amplían nuestro léxico, nuestra capacidad de expresión oral y escrita, nos ayudan a entender y comprender este y otros mundos posibles. Por eso es fundamental que todos y todas tengamos acceso a los libros.
En un contexto de una gran concentración del mercado editorial y de una gran crisis del sector, desde la Defensoría del Pueblo creemos que es fundamental celebrar este día, instar a todas las personas a generar el hábito da la lectura, compartir con otros y otras lo leído y recurrir a las librerías o a las bibliotecas más cercanas para acceder a los libros.
-Para consultar el listado de bibliotecas populares cliqueá aquí.
-Para consultar el listado de librerías independientes con envío a domicilio en la Ciudad de Buenos Aires cliqueá aquí.