Para comenzar, Rossen expresó que este proyecto transformará significativamente el uso de la autopista; y que, si bien es probable que mejore la circulación del tránsito en toda esa zona de la ciudad, desde el punto de vista ambiental y de la política de transporte hay cuestiones que deberían aclararse y otras que deberían corregirse.
“El Ejecutivo porteño asegura que significará un avance importante en el Plan de Movilidad Sustentable, que prioriza el transporte público por sobre el auto particular. Sin embargo, no presenta datos sobre la cantidad de servicios de transporte de pasajeros, que justifiquen la realización de una obra onerosa cuyos costos antes o después se van a trasladar a los usuarios, vía peajes”, señaló.
Asimismo, la directora general de Derechos de Acceso a la Ciudad del organismo manifestó que no está claro cómo será el acceso de las personas con movilidad reducida a los paradores de las líneas que pasarán de las colectoras a la autopista. “Tampoco queda claro si se contempló el nuevo impacto del tránsito de las colectoras: estiman que el mismo se va a duplicar y hasta triplicar, lo que implica una drástica alteración para los vecinos frentistas. Estimamos que se deberá llevar adelante un monitoreo para asegurar que la seguridad que se gana en la traza principal, no se convierta en inseguridad en las colectoras”, añadió.
Según la exposición de Rossen, una vez más se presenta a la Audiencia Pública un master plan en vez de presentar el proyecto definitivo y su documentación técnica. De este modo, la ingeniería de detalle por un lado queda fuera del análisis y, por el otro, no puede ser conocida y analizada por la ciudadanía. “Esta ingeniería es importante porque incluye materiales, estructuras y criterios constructivos que pueden o no producir afectación ambiental”, indicó.
Además, advirtió que la zona del proyecto está dentro de la jurisdicción de ACUMAR, pero en el expediente no consta que la misma haya sido consultada.
Por último, expuso la problemática que generará la propuesta con relación a los espacios verdes públicos actuales, ya que va a provocar una disminución del 25 por ciento. El llamado Parque Lineal Dellepiane pasará a tener sólo 162.000 m2, según informan AUSA y el profesional interviniente en varios documentos.
“La intervención sobre estos espacios verdes provocará la devastación del ecosistema del lugar. La vegetación y la fauna serán las primeras víctimas ambientales de la obra en sí misma y del rediseño”, manifestó.
Rossen concluyó que: “En este caso, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires se ha mostrado muy atento a la problemática de la movilidad, pero descuidó la dimensión socio ambiental y la mirada integral exigible en obras de esta magnitud”.