Bandera Argentina

Reflexiones sobre encuesta en colonias de vacaciones y singularidades para pensar en tiempos de pandemia

El Centro de Protección de Datos Personales del organismo analizó el relevamiento hecho a chicos y chicas en las colonias de vacaciones de verano sobre el uso de las nuevas TIC's, diferencias con sus vivencias actuales, la pandemia y la educación a distancia.

La realización de nuestros talleres de “Conectate Seguro”, su desarrollo y las conclusiones provisorias a las que íbamos arribando, nos condujo a la necesidad de categorizar y sistematizar los atributos principales del vínculo de la niñez y la adolescencia con las TIC’s y, así, enriquecer y resignificar el abordaje en nuestros talleres. Con ese propósito realizamos dos relevamientos: uno en el curso del año 2019 y, otro, a comienzos del 2020. El primero, en el marco del proceso educativo y, el segundo, durante el desarrollo de colonias de verano.

La realizada en 2019 nos proporcionó elementos de análisis derivados de la relación con estas nuevas tecnologías, según el uso que de ellas hacían y acorde con sus núcleos de interés. Pero la realizada en las colonias de vacaciones nos arrojó algunos rasgos que, significativos en sí mismos, adquieren mayor relevancia si los proyectamos a la actualidad.

Cuando se les pregunta por sus principales ocupaciones en el verano y detrás de la lógica posición de la colonia (80%) y del estar con su familia (54%), cuando nos adentramos en el terreno del uso del celular e Internet aparece el uso con fines lúdicos en un lugar preponderante, siendo su característica emergente el juego en soledad (60%). Cuestión que adquiere aún mayor relevancia cuando indagamos sobre las razones que los lleva al uso de Internet en vacaciones. El 76% afirma que su principal motivación es el aburrimiento. Estos dos indicadores cruzados nos acercan a un perfilamiento que, al menos, despierta preocupación. Aislamiento y aburrimiento. No hay que profundizar excesivamente para concluir que ambos atributos distan mucho de poder ser asociados al placer y la satisfacción.

¿Cuáles son los vasos comunicantes entre aquella experiencia y la que están viviendo nuestros chicos y nuestras chicas en la actualidad? Si nos detenemos en el primer término, aislamiento, nos encontramos con el principal componente de la pandemización de sus vidas cotidianas, con la diferencia que en este caso la decisión les es externa a su voluntad. Un transcurrir del tiempo cuya naturaleza ha ido variando desde que comenzó el aislamiento obligatorio que, en el caso de los chicos y chicas ha sido todavía más estricto. Entonces, la sorpresa de esta nueva situación también se ha visto revestido de varianzas. ¿Cómo ha sido la calidad de este tiempo? Quizás sea aquí donde hay que profundizar. Porque de pronto, convengamos, sus padres, sus familias, y la comunidad toda nos hemos visto inmersos en la resignificación del día a día. Y es así como emergen todas las incertidumbres y las inseguridades.

Entonces, como decíamos más arriba, ¿qué pasa con su aburrimiento de verano? Y, en particular ¿qué pasa con nuestros chicos y nuestras chicas con el cambio abrupto en la modalidad de su proceso de escolarización? Hay posibilidad de encontrar similitudes o abismos insondables entre un aburrimiento “conocido”, el del verano, con este nuevo estar, con esta nueva inmovilidad, es otra forma de aburrimiento o abre un camino para la invención. O ¿no será que se halla matizado por el miedo, por la exigencia de las tareas, por la hiperconexión? Son todos interrogantes que se nos plantean y dónde el número nos resulta insuficiente y nos obliga a sumergirnos en las singularidades, las experiencias que escapan a la cuantificación.  y que tienen que ver con la afectación.

Todo esto, a la vez, se ve sobredeterminado por otra circunstancia; con una verdadera paradoja en la que queda interpelado ese lugar común que clasifica a los chicos y chicas como nativos digitales y, como tales, avezados usuarios de las tecnologías. ¿Por qué sostenemos esto? Porque una de las cosas que más extrañan, casi como evocación nostálgica, es … el pizarrón, el lápiz y el papel. Y junto a esas ancestrales herramientas añoran la guía, la orientación, la respuesta a sus dudas o incertezas encarnadas en un sujeto y no en un objeto: su docente. De aquel y aquella que, al menos desde el nivel de representación interna que estos chicos y chicas tienen, son los poseedores de las respuestas a sus interrogantes, los contenedores de la desazón, de la angustia que lo desconocido despierta por un trastrocamiento de la vida cotidiana.

Los conduce a un estado de extrañamiento en el que, desde nuestro atributo de adultas y adultos, tenemos que ayudarles a traducir lo que sienten y piensan. A que puedan encontrar formas de representarse esta realidad.